Cada vez veo más reaccionario el mítico dicho de “salud, dinero y amor” como cima de la felicidad humana. Serán los años o serán los kilos, que decía otro anuncio, los que me pesan. Los años por que, siguiendo con los dichos, no pasan en balde. Los kilos porque aunque los personales no me pesan, sigo siendo delgadito, de los otros me pesa su pasar.
El caso es que, yendo parte por parte, el dicho de marras no me convence. La salud se ha convertido en un peligro más que en un bien. Vamos que deberían poner avisos en muchos sitios con aquello de “La salud puede matar… la alegría.” En aras de una vida saludable no podemos fumar, beber, comer, tomar café, tomar el sol, bañarnos o dejarnos de bañar, vamos, que ¡menuda felicidad!
El dinero sirve básicamente como icono, ídolo, utopía, o en general como objeto inalcanzable en lo suntuoso pero imprescindible en lo práctico que sirve básciamente para justificar que nos deslomemos de por vida hasta llegar hechos unos trapos a la jubilación. Tampoco me parece un escenario excesivamente feliz.
En cuanto al amor, ¡qué bonito es el amor! ¡y lo poco que dura! ¡y los malos ratos que da cuando se busca! ¡y …! bueno pues eso, que para que seguir…
El caso es que como no todo tiene porque ser negativo, me he propuesto ofrecer una alternativa:
Vida, tiempo y humor
Vida como sinónimo de vitalidad, de ganas de vivir, esto es curiosidad e inocencia, ganas de ver y de aprender.
Tiempo para vivir, y el dinero ya saldrá y si no sale pues ya se buscará, pero ni más ni menos.
Humor, porque salga o no salga el dinero suficiente para comprar a buen precio nuestro tiempo, haya o no haya enfermedad o quebranto, haya o no haya amor a primera vista o a vista completa, con humor todo el tiempo que se vive se vive mejor.Â
Más vale tener buen humor, que en los tachines, ¡ Un Tumor! Lo dice la filosofía popular y, por ahí va la cosa, si señor, si señor.