Perplejo me quedé cuando oí este palabro en el título de unas jornadas organizadas por Emakunde y no se quien más. Acudí de inmediato a la Real Academia de la Lengua y pude comprobar que esa palabra no existe en castellano. Me lo temía. Pero claro, que aunque sea femenina no me cabe duda de que la Real Academia es un órgano (y perdón por la expresión) evidentemente machista impelido por tanto a ignorar la igualitaria evolución del lenguaje, que por supuesto denominaremos preferentemente lengua, que es femenino.
No creo que nadie que me conozca en mis diarios comportamientos y actitudes pueda acusarme de machista. Pero está claro que reconozco que cuando las cosas superan el sentido común e inician el camino de alejamiento desde el mundo las realidades al de los deseos, las intenciones o los dessvaríos me suelo rebelar, y que esas rebeliones, políticamente altamente incorrectas en los tiempos que corren, a veces se me escapan. Y esta es una de ellas.
La palabra empoderamiento es una mala traducción del vocablo inglés enpowerment. Es casi seguro que en castellano podríamos encontrar palabras o expresiones que puedan definir este concepto, y hasta puede que algunas de ellas no fuesen sexistas. En todo caso es otro ejemplo más de discutir sobre las hojas mientras el topo se come el rábano. Más aún cuando se reconoce que el cambio de actitudes y de roles no sólo no avanza entre nuestros jóvenes sino que, dede el punto de vista de la igualdad efectiva en derechos y oortunidades, retrocede. Y es que el problema es que nos empeñamos en no educar personas, sean estas mujeres, hombres, emigrantes, aborígenes, de izquierdas o de derechas, vascos o españoles, empresarios o trabajadores.
Todo el sistema de comunicación mantiene su fuerza como elemento educador más potente que nuestras escuelas y universidades. Ellas son Bratz, ven Hanna Montana, siguen con la Barbie o con Hello kitty hasta que tienen edad de empezar a enseñar carnaza y ponerse sexis y preocuparse por los maquillajes, el messenger el facebook y los guapos mozalbetes que les rodean. ¿Para que estudiar cuando puedes ser dependienta de Inditex y encima la ropa te sale más barata? ¿Para que leer si puedes hojear una revista de tuning y el cuore? ¿Para que pensar en cine, teatro o poesía si siguen siendo cientos los grupos de chicos guapos y bonitas canciones de amor? Ellos tienen bastante con el futbol, el botellón, intentar ligar y colgar zapatillas de las farolas.Â
No se. Tengo la sensación de que no vamos por buen camino. Tengo incluso la sensación de que retrocedemos, de que nos alejamos del día soñado por algunos en el que cuando hablamos de cargos y cargas, de jefes y jefas, en definitiva de personas, nos preocupemos más por el seso que por el sexo…
Es curioso, porque nosotros en la Aso tuvimos el mismo debate, con un taller que mejoraría el empoderamiento de las mujeres, yo estaba alucinando, porque incluso venía en un cartel, pero claro una persona dijo: Claro viene del inglés de la palabra en cuestión…Y todos claro. Y nuestra “autoestima” salió al paso, NO SOMOS UNOS EXCLUíDOS…ENTENDEMOS TODOS LOS CONCEPTOS REFINADOS (Como el aceite) PROCEDENTES DE TAN DECADENTES ESCUELAS, DONDE LOS EJECUTIVILLOS SE EMBUTEN con tripa, carne de cerdo y COLORANTES, ¿¿¿¿¿¿quién quiere ajo y pimentón?????