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Publicado en Diario de Noticias de ílava el 16 de junio de 2009

Es duro dar la nota, aunque a veces sea mejor que quedarse mudo. Eso fue lo que pensamos los casi 300 que nos enfrentamos en nuestras particulares Termópilas del paso del tiempo a todo un ejército de recuerdos, lo que viene a ser algo intensamente cuerdo, extensamente cordial y para bien de nuestra salud no demasiado repetido ni repetible. Era sábado y hací­a calor, pero al menos estábamos a cubierto donde hace 30 años no habí­a más tejavana que las nubes y el sol. Bonita fiesta, si señor. Y es que volviendo al tí­tulo de estas lí­neas, lo del re, además de la nota, es un prefijo versátil, intenso que lo mismo sirve para indicar peticiones varias pero iguales, o sea, repeticiones, como nos refiere algo que vuelve hacia atrás, o algo que se intensifica.

Hablando de fiestas con o sin re las hay a las que se va mayormente a conocer gente. Son bodas, conciertos, fiestas populares y cosas por el estilo. A otras sin embargo se va a reconocer. Reconocer gente a la que hace tiempo que no ves y hasta reconocerte a ti mismo como producto que eres de tu pasado. A esta categorí­a pertenecen funerales, giras de grupos carpetovetónicos, actos de homenaje y, por encima de todo, encuentros de antiguos alumnos. Curioso nombre cuando de alumnos ya no nos queda nada y lo de antiguos no es que nos guste demasiado mostrarlo. Es lo que tiene el paso del tiempo, que no tiene remedio, o lo que es lo mismo, que todo acaba volviendo a suceder mientras miramos atrás con intensidad creciente.

Una pena que el espacio de una columna no permita hacer un relato detallado de lo sentido y sucedido. Casi no hay espacio ni para un lato, un latillo chiquitito. Así­ que no me empeñaré demasiado en hacerlo. Me quedaré en simple calcitrante sin llegar a ser un narrador recalcitrante. Contaré tan sólo lo requetebién que lo pasamos en aquella nuestra pequeña república en la que resumidamente diré que recibimos algo más que simples referencias, reglas y conceptos. Reflexionamos, repensamos, rebatimos y refrescamos nuestras mentes gracias a una difí­cilmente repetible reunión de referenciales maestros además de profesores. Muchos nos reencontramos el sábado en Los Herrán. Repasamos aquellos tiempos recordando lo bueno y lo malo. Recorrimos nuestras vidas sin reparar en gastos. Tuvimos un recuerdo para aquellos a los que la vida retiró de nuestra presencia para siempre y reafirmamos nuestra voluntad de reunirnos de nuevo así­ que pasen otros treinta años. Y lo haremos. Es lo que tiene haber pasado por Los Herrán.

 

2 comentarios

  • María Magain dice:

    En las pelí­culas americanas estos encuentros en la mayorí­a de los casos suele ser traumático, porque no has alcanzado tus metas, porque no tienes mucho qué contar, o tal vez no sabes qué…Pero bueno en la comida del insti, de repente estábamos otra vez en casa, en aquel lugar que como el teatro mágico de un tal estepario, o en ese programa sow realiti en que los sentimientos convergen hacia lo que fuiste y lo que eres, que en muchos casos ,y lo comprobé en la comida no somos tan distintos..y creo que eso es bueno, todaví­a tenemos mucha vida…

  • Anónimo dice:

    ES

    EStuvo muy bien, mejor de lo que a priori eran mis ESperanzas
    ESfuerzo ESmerado el de la organización
    ESpero que no pasen otros 30 años para la proxima…

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