Parece oportuno hablar un doingo de remates. Es lo que tienen hoy por hoy los domingos. Antes era la misa y el futbol, y ahora, cada vez más, sólo queda el futbol. Pero no es de esos remates de los que pretendo hablar hoy. Es de otros remates, de los que diferencian y distinguen la obra perfecta del esbozo. Rematar en el sentido de completar la obra y atar todos los cabos sueltos, los colgantes flecos.
Uno tiene la impresión de que en Vitoria de esto no entendemos, y la verdad es que bien mirado la cosa pasas en Vitoria y hasta en Pernanbuco.
Uno hace un tranvía, uno hace un multiusos y uno deja el tranvía a escasos 500 metros del multiusos. Se conoce que por hacer caso a los médicos que recomiendan andar un poco. Por la otra parte uno hace un tranvía parte de cuyo recorrido comparten todos los trenes y parte del cual recorren cada uno su mitad y se dispone a poner la estación donde sólo pasa la mitad, cerca, muy cerca de donde pasa el doble. Curioso.
Uno se pone a hacer la ciudad del deporte y coloca, estratégicamente las instalaciones deportivas en una punta y en otra del tejido urbano. Eso sí, en perfecta diagonal con el tranvía, para que de zurbano al estadio haya que ir corriendo por el anillo verde, que el deporte es sano y Vitoria tiene tradición fondista.
Uno se pone a hacer el ayuntamiento y de paso quita uno de los pocos parkings públicos y gratuitos que en la muy noble ciudad existen. eso sí, uno sube la OTA y se acabó el asunto. El ayuntamiento está, por supuesto, lo suficientemente lejos del tranvía como para que haya que ir adnado un poquito.
Uno hace una cuidada legislación para el sector hostelero y como todo el mundo se la salta a la que puede, va el propio ayuntamiento se hace trampas y se la salta también para legalizar lo que el mismo había prohibido intencionadamente.
En fin, que visto así en conjunto, igual es mejor volver al principio y aprovechando que es domingo hablar de futbol. Pero como eso pasa en estas tierras por hablar del Glorioso y su afición pues casi mejor que lo dejamos también. ¡No, si al final acabremos volviendo a misa!
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