publicado en diario de noticias
El día 6 de Diciembre Karmele Solaguren muere mientras se dirigía a visitar a su hijo, preso en una carcel alejada de su domicilio familiar.
El día 7 de Diciembre Eusko Alkartasuna manifiesta públicamente su solidaridad con la familia y su firme oposición al alejamiento de presos que practica el gobierno español.
El 15 de Diciembre tres encapuchados escriben una frase en castellano aludiendo a la muerte de Karmele en el Alkartetxe de Zaramaga, y junto a ella dibujan una bandera española y una diana en cuyo centro colocan las siglas de Eusko Alkartasuna. No contentos con ello intentan agredir al trabajador que atendía la barra.
A mi no me importa que me acusen, pero cuando alguien lo hace, y al menos así debería ser en el mundo por el que lucho, me gusta que se me juzgue con garantías, y que, sólo en caso de ser encontrado culpable, se me condene, y que sólo cuando la condena es firme, se ejecute.
Yo no sé por qué tipo de sociedad luchan algunos, pero me sorprende que con una habitualidad repugnante acusen, juzguen y condenen sin más criterio que su intuición, y que además lo hagan a grupos, condenenando a la incertidumbre del corredor de la muerte a más y más colectivos cuya única opción es esperar una decisión tan ajena como infundada sobre su propia existencia.
Sé que algunos dirán “protesta porque ahora le toca a él”. Pero muchos de esos también son de los que acusan, juzgan, condenan y ejecutan la condena con parecidos criterios, o mejor dicho, con la misma ausencia de criterio.
Muchas veces me ha tocado explicar qué es lo que EA apoya y qué es lo que ni apoya ni comparte ni promueve ni justifica ni, en ningún caso, organiza. Tantas veces que al final uno acaba por contestar aquello de… “¿Quieres que me pongan una diana?, ¿así me creerías?”. Ya tengo una diana, aunque sea para el partido en que milito, y ¿por qué?.
Si alguien me pregunta lo que pienso sobre el alejamiento de los presos contesto: No me parece justo. Si alguien me pregunta sobre las dianas, mi respuesta es igual de clara, por eso escribo lo que escribo, y lo mismo me da quién sea el que esté en el centro de la diana.
Hay a quién no nos gusta ni apuntar ni vernos apuntados. Si eso también es causa de condena reo soy. Pero me parece repugnante que ser “equidistante”, que ser antimilitarista sin tener que pararse a mirar el uniforme, que ser capaz de detectar la injusticia venga de donde venga y no tener problemas en decirlo sea suficiente para que algún descerebrado dibuje una diana alrededor del colectivo que conformamos Eusko Alkartasuna.
Hay quien piensa que el único responsable de sus problemas es siempre otro. Y eso es fácil, uno nunca está en la diana. Pero en el caso que nos ocupa, el futuro del país, nadie está libre de culpa. Lo único que ocurre es que reconocerlo, y más aún, tener la firme voluntad de solucionarlo a base de diálogo, a veces te coloca en el centro de la diana, pero que le vamos a hacer, ahí seguiremos.
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