Curiosas coincidencias

Es tal el número de cosas a recordar, que como queremos hacerlo cada año, y salvo que este sea bisiesto, sólo hay 365 dí­as, nos está pasando un poco como a la Iglesia de Roma con el Santoral.

Lo que ocurre con esta concurrencia de dí­as de algo en la misma fecha es que a veces se dan coincidencias que le hacen a uno pensar.

Hoy es el dí­a mundial de la Paz, y también el del Alzheimer.  Esto último es un enorme drama humano que nos sorprende porque como humanos nos enfrenta a una realidad inquietante, nos hace convivir con sombras de lo que fueron aquellos a quienes queremos, nos hace verlos y sentirlos, sin que ellos nos sientan. Nos asoma a un pozo cuyo final desconocemos, y nos presenta lo fragil de nuestra conciencia, de nuestro ser.

Quiero con esto dejar claro que es mucho lo que respeto el dolor y el desgaste que esta enfermedad supone, más a veces para quienes la ven padecer que para estos últimos.

Pero volviendo al tema de las coincidencias, la otra cuestión del dí­a, la de la paz, resulta que es también una tragedia, bueno, más que la paz, su ausencia, su debilidad.

Se contaba un chiste sobre esto del Alzheimer que vení­a a decir, que perder las llaves es un descuido, un despiste o un olvido, lo grave es encontrarlas y no saber que son.

Pues con la paz pasa un poco de esto mismo. Perderla es un accidente a menudo inevitable, en ocasiones incluso necesario. Lo grave es encontrarla y no saber que hacer con ella.

 

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