Lo comenté en su día al iniciarse la liga, y dije en su momento que volvería sobre ello. La actualidad me brinda una buena ocasión para hacerlo.
Coexisten desde hace tiempo dos modelos de plantear eso tan nombrado de la construcción nacional. Uno busca crear mecanismos de cohesión y relación entre todos los nacionales de Euskal Herria, superando por así decirlo las fronteras interiores, creando instituciones comunes, y aplicando también políticas comunes. Se trata por este lado de construir la nación de los vascos, un poético empeño.
Por otra parte, y con justificación en viejas leyes y derechos, y hasta en instituciones viejas, como medio de parcelar el poder y asegurarse reductos, cabezas de puente, o dios sabe qué, existe otro modelo que podríamos denominar confederal cuya existencia, cada vez más triunfante, se materializa en el poder de las diputaciones, consagrado a su vez en la tan traida y llevada LTH (Ley de Territorios Históricos), que se complementa con el amejoramiento del fuero navarro para completar el mapa de hegoalde, cuatro gobiernos para cuatro territorios.
El caso es que esta tendencia, lejos de acercar la administración al ciudadano y todas esas cosas que suelen aducirse, lo que de facto hace es alejar a los ciudadanos unos de otros y encerrarlos en sus territorios. Lo triste, lo más triste, es que hay elementos que forman parte de nuestra cultura, de nuestro ocio, de nuestra vida, que aún siendo en teoría cosas inocentes, acaban contagiando otras más trascendentes, y una de ellas es el deporte, la prensa deportiva, las directivas deportivas, y la manera en que alientan y estimulan el más zoquete de los provincianismos.
Ayer fue la ruptura de relaciones entre dos clubes de futbol vascos, otro día las declaraciones altisonantes de uno contra otro planteando guerras entre nosotros que no tienen más sentido que ese provincianismo al que hacíamos mención.
Mañana acabaremos convirtiendo nuestros derbis, esas fiestas en las que las aficiones se cuecen juntas antes de los partidos en lo que en otros sitios llaman encuentros de alto riesgo, y para cuando queramos darnos cuenta, ya no estaremos hablando sólo de futbol.
Construir nación es más complicado de lo que parece, porque se hace estableciendo lazos y compartiendo ilusiones, futuros y pasados, y eso, visto lo visto, hay que empezar a hacerlo también, domingo a domingo.
[…] Comenté en su día que el deporte, y más concretamente, la “sana” rivalidad entre los eqeuipos vascos estaba a la larga desvertebrando el país más que la tan nombrada LTH. (Veasé el apunte LTH, LFP, ACB)Hoy, y después del fin de semana que hemos vivido, cada día estoy más convencido que el deporte tiene que ser deporte, esto es, la competición de todos que ganan los mejores, sin tasas ni cuotas, ya sean nacionales, sexuales, o raciales. […]