Un Otoño como este invitaría a plantear a los poderes públicos, la posiblidad, y hasta la necesidad de en sitios como Vitoria, plantear la declaración de zona catastrófica para el peqeuño comercio textil.
A todos nos parece normal que los cerealistas reclamen ayudas cuando la ausencia de lluvias, o intempestivos calores que no corresponden al calendario merman sus cosechas. Casi se nos escapan las lágrimas cuando vemos a los mariscadores gallegos arruinados por la marea negra de cenizas gallegas. A los productores de fruta cuando una imprevista tormenta de graniza les hace cerrar el ejercicio llevando sus cajas a los vertederos en vez de a los mercados.
En todos los casos la secuencia de hechos es similar. La metereología se sale de lo normal y el resultado es un daño económico para un colectivo. Todos asumimos que el estado, en tanto que garante de la caja de solidaridad que debiera ser la hacienda pública, debe, de alguna forma, echar una mano a los damnificados.
Lo que ocurre es que a veces no hace falta tenerse que poner las botas de goma, ni poder ofrecer al telediario de turno imágenes de productos deteriorados para sufrir en las propias carnes, o mejor dicho, en las propias carteras, las calamitosas consecuencias de un desastre natural.
Esto no ocurre con las grandes cadenas comerciales, es complicado que, ahora que cada vez más trabajan a escala mundial, el desajuste sea universal, quiero decir que, en algún sitio acabarán colocando sus prendas de invierno. Pero al peqeuño comercio local, a ese que viaja a ferias, que compra el género suponiendo que el invierno será invierno, que debe vender lo básico para recuperar la inversión, y algo más para al menos asegurarse el sueldo, a es comercio decía, un otoño como este le supone una auténtica catástrofe.
En ciudades como Vitoria Gasteiz hacemos planes estratégicos, operaciones de marketing, y sobre todo, lo que hacemos es quejarnos porque el pequeño comercio desaparece. Pero somos incapaces de plantear con imaginación soluciones novedosas, soluciones que se basen en la aplicación de estrategias socialmente justas, medidas que favorezcan a quienes decimos defender, y esta de las zonas comercialmente catastróficas por razón de clima anormal, bien podría ser una de ellas. De otras que se refieren al centro, al casco viejo, y a la competencia con las grandes superficies, ya hablaremos otro día.
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