Es lo que suele decirse cuando se quieren mezclar cosas que en principio no tienen por qué mezclarse, y mucho menos confundirse. Podría también titularse este apunte, el precio de pensar, el coste de opinar.
Y esque a menudo uno se plantea dónde reside la gravedad, en el hecho de pensar, en el de hablar, en el de escribir o en el de publicar. Y cada una de las imputaciones de gravedad tiene por supuesto respuestas diferentes.
Pensar es algo íntimo, expresar lo que se piensa es algo honesto, publicarlo puede incluso tener un punto de exhibicionismo o seer simplemente un gusto por compartir un trozo de uno mismo. Expresar lo que no se piensa, e incluso publicarlo, o directamente no expresar nada y hacerlo de forma pública, tienen nombres variados. A esto último se le denomina en inglés bullshit, a lo anterior mentira o engaño.
A veces hay que mentir por razones variadas, a veces hay que callarse por las mismas o distintas razones. Por eso, los blogs, o al menos este blog, tal como se expresa en el apartado algo de mi, que no deja de ser una declaración de principios, son algo parecido a un espacio de desahogo, un rincón donde expresarse sin miedo ni recato y de hacerlo siempre en primera persona, sin salpicar a nadie.
No hace muchos días hablaba del precio de escribir, en el caso de De Juana, hoy sin embargo me toca a mi. Pero como decía antes tengo dudas sobre cuál es el precio y qué es realmente lo que se paga. Pensar, escribir, publicar???
Ayer me invitaban a suicidarme sin salpicar, se sorprendían de que criticase al tripartito, me lanzaban acusaciones nada veladas sobre mi trabajo, e incluso me emplazaban a dentro de unos meses para no sé muy bien qué. Lo curioso es que haya quien no te dice quien es y te dice a la vez que te conoce y sabe quien eres, y donde trabajas. Pues muy bien, eso llevas ganado, porque es lo mismo que yo ignoro de ti.
En definitiva, en este espacio no es donde trabajo, no soy de nadie más que de mi mismo, y opino lo que me parece sin más resentimientos, ni inquinas, ni fidelidades, ni miramientos, ni malas intenciones tampoco. Simplemente opino lo que escribo y escribo lo que opino. Si eso tiene un precio, pues que remedio, habrá que pagarlo.
A nadie pido que lo crea ni a nadie que lo comparta. Soy así y punto. En mi trabajo puedo ser de otra forma, pero esque insisto, aquí me llamo javier.Â
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