Publicado en Diario de noticias de ílava el 24 de Marzo de 2007Â
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Ayer se inauguró una exposición sobre Vitoria – Gasteiz en términos de describirla como una ciudad sostenible, modélica y ejemplar. Lo chocante es que según opinan todos los grupos municipales que no gobiernan, la exposición en si misma es bastante poco sostenible, o sea muy cara, y además como habla de cosas hechas en los últimos años, pues tal parece que más que una exposición sobre Vitoria es una exposición sobre la gestión de algún equipo de gobierno en Vitoria, y claro, a un par de meses de las elecciones es lógico que los que no salen en la foto, o salen desenfocados protesten.
Ya escribí algo sobre esto en su día, así que vaya por delante que en esto de la sostenibilidad soy más partidario de practicar que de predicar.
Volviendo a la exposición, lo que sabemos es que es cara, pero si hacemos caso a las consignas que lanza la oposición en bloque, va a ser todavía más cara. Porque realmente veo poco viable ir a pedir los 15€ tal como dicen unos. Bueno, seré más concreto, veo muy posible ir a pedirlos, tan posible como que no te los den. Y realmente, lo de protestar contra el gasto, una vez hecho, invitando a los ciudadanos a no visitar la exposición, tampoco lo tengo muy claro. En definitiva, esa postura contribuye a hacerla, en términos relativos, es decir, coste por visitante, aún más cara, porque estar hecha lo está.
Así pues, y como en ocasiones hay que ser disciplinado, como ciudadano en la oposición uno tiene tres opciones. Más aún después de conocer algunos detalles sobre la concepción de la exposición, sobre su hilo argumental, que la podrían hacer incluso apetecible de visitar. O se aguanta uno las ganas y se queda sin visitarla. O pasa uno primero por la casa de las fiestas, compra unas gafas de esas con nariz y bigote, y armado de una peluca se introduce en la carpa maldita y echa un vistazo al dispendio. O finalmente uno coge, se acerca la visita a plena luz del día y sin vergí¼enza alguna y en su caso la critica, que seguro que algo hay criticable en su contenido o formato. Y si no lo hay, pues a callarse y a disfrutar con lo visto. Eso sí, sin que eso suponga dar o quitar razones a gobiernos u oposiciones, que son cosas distintas.
En cualquier caso, uno piensa que esto, que pasa elección tras elección y gobierne quien gobierne y sea aquí o allá, podría solucionarse con algo parecido a una comisión de comunicación en la que tuviesen sitio todos los partidos presentes en el consistorio y que se encargase de velar porque las herramientas de comunicación municipales están al servicio de quien deben estar, del ayuntamiento, esto es, de todos su ciudadanía.
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