Realidad virtual

Diario de una campaña vista con buenos ojos. dí­a 1.

A las cero horas de hoy ha comenzado la campaña. Eso es realidad virtual. Horas antes, los unos y los otros planteaban ante los medios el inicio de campaña. Eso es realidad virtual.

Parece que esto de internet solo sirve para distribuir pornografí­a, vender viagra y réplicas de rolex, y resulta que la virtualidad se va imponiendo en todas las esferas de la vida. Eso está bien porque los periodistas en general no tienen porque estirar su jornada hasta las doce, y porque los polí­ticos, y especialmente los candidatos pueden cenar a gusto sin medir en exceso la ingesta de bebidas alcohólicas. Esto último es menos relevante, porque incluso serí­a un soplo de aire fresco para los a menudo tan envarados mensajes de los candidatos el pillarlos eufóricos, más eufóricos debiera decir, tras una animada cena y una provechosa sobremesa.

El caso es que va uno y se pone en el papel en el que se pondrí­a si fuesen las doce de la noche, y la campaña estuviese abierta, y se lanza a un agitar de banderas como si le fuese la vida en ello. Bien pensado a más de uno es cierto que en ello la vida le va, pero eso es harina de otro cantar.

El caso es que, como dirí­a Fellini, la nave va, y aunque parezca increible, y todo parezca quieto, como dicen que dijo Galileo, eppur se move.

 

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