Diario de campaña vista con buenos ojos. Día 14.
Hoy toca el turno a una casta de gran pedigrí en esto del paracaidismo. Se trata de los dinosaurios paracaidistas. Nos refereimos, claro está, a esos viejos dinosaurios de la política que, no contentos con sus cargos honoríficos al frente de fundaciones, casinos, sociedades o montajes varios, no resisten la llamada de los focos e irrumpen en campaña siempre cuando peor viene a sus propios y generalmente con gran alborozo de sus contrarios.
Estos días le ha tocado al ínclito Josemari, también apodado el políglota, conocido columnista y hábil estratega. Se ha descolgado con unas declaraciones cuando menos chocantes, y cuando más provocadoras. En todo caso, gracias a dios, sabe quien, alejadas de la realidad. Pero no de toda la realidad, sino más bien de una parte.
Porque cierto es, al que conozca un poco la historia de aquellos días de la república previos a su final, que pueden hacerse analogías. Pero tan cierto o más es que hay diferencias. Lo triste es que las analogías lo son de parte. Uno de aquellos bandos que se enfrentaron en el 36 efectivamente está reproduciendo las mismas estrategias, recurriendo a los mismos exabruptos, tensionando la situación con tanta o más energía, con tanta o más mentira, con tanta o más hipocresía. Se intenta hacer revivir a los mismos mostruos, se apela a los mismos fantasmas, la unidad de la patria, la pureza de la familia, el eterno espíritu cristiano español, que de tan cristiano y español consigue grandes milagros, como el de  remontarse en la lejanía de los tiempos a estadios cronológicos en los que ni existia lo cristiano ni lo español, y hasta las apelaciones a la necesidad de preservar el suelo patrio de las invasiones internas y externas que lo amenazan.
La diferencia hoy está en la otra parte, y lo está por varias razones. En primer lugar la izquierda actual está bastante más civilizada, en el buen sentido de la palabra que la de entonces. Y lo está por que sus bases disfrutan de una posición económica bastante mejor que las de entonces. En segundo lugar, y por ende de la desmovilización generalizada de nuestro continente, la gente en general ya no está para guerras que pongan en peligro el bienestar que han alcanzado.
Pero además, y quizás lo más importante, la gente cada vez es menos tonta, o eso aparenta, que ya lo veremos en seguida.
En fin, que volviendo al tema de los paracaidistas, y para que no se queje nadie, lo de los dinosaurios es una auténtica epidemia, que cada cual mire en su casa y fijo que encuentra alguno, pero … hoy le ha tocado a Aznar, y la verdad es que se lo ha currao, que dirían en la calle.
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