Noticias como la de ayer, que seguirán coleando, aunque mejor dríamos que seguirán “ondeando” mueven la política al terreno de lo textil. Me refiero, como es fácil de suponer a esta imposición legal por vía de resolución judicial de colocar la bandera rojigualda especial y fundamentalmente en la Academia de Arcaute, aunque el sitio es de lo que menos importa. Hablando de banderas lo que importa es el símbolo.
Palabras hay muchas y hasta algunas bien intencionadas. A mi me viene a la cabeza el archirepetido título del archicitado artículo del bien intencionado Josu jon. No imponer, no impedir. Y me viene porque en este caso queda también muy a las claras la ralación de fuerzas entre unas y otras formas de vivir la ahora llamada cuestión identitaria. Sólo que habría que retocar el título y decir algo así como Imponer, no impedir. Así pues nuestros obedientes y responsables locales no impedirán que se imponga por vía judicial la presencia de una bandera que por otros medios no ha podido ser no ya impuesta, sino ni tan siquiera puesta. Y esque, continuando con la paradoja, más de uno de los que quiere imponer ahora su bandera, son los mismos que en su tiempo impidieron poner la nuestra.
A mi esto de las banderas cada vez me resulta más folclórico. Siempre y cuando no ponga al descubierto cuestiones de mayor enjundia. En una sociedad en la que se nos convence del peligro de los nacionalismos, se abonima de su contacto, se estudian modificaciones electorales para hacerlo desapareceer de los órganos del estado, resulta que se arranca una cruzada para obligar a poner una bandera, su bandera. Creo yo sin embargo, que quienes tienen tanto empeño en movilizar sus leyes y sus jueces para hacerlo deberían reflexionar sobre lo que con ello reconocen. No es una bandera puesta sino impuesta. No es una bandera querida ni asumida como propia. No lo es aquí y no lo es desde hace mucho tiempo, y no lo es por múltiples razones que hoy se quieren hacer desaparecer de la historia reciente de estos lares. Pero todo eso deja un poso más dificil de borrar de lo que parece, y por eso hay quien tiene que recurrir a la imposición. Con eso conseguirá que veamos sus colores, pero no creo que llegue a conseguir que, como se dice enfutbol, los sintamos.
Leave a Comment