Con cierta frecuencia uno se desayuna con la publicación a bombo y platillo de un sesudo estudio que anuncia con contundencia lo que todos sabemos, lo que llevamos tiempo viviendo y diciendo. Este es el caso del estudio al que hace hoy referencia entre otros, el Diario de Noticias de ílava, sobre la incidencia del euro en la inflacción hostelera.
Sólo que en este caso, además de llegar tarde, llega escaso. Y esque para los que somos de letras, hay algunas ocasiones en las que los números cantan de tal manera que hasta nosotros mismos somos capaces de hacernos las cuentas.
Dice el estudio publicado por la Dirección de Asuntos Económicos de la Comisión Europea que los hosteleros nos han subido el 40% cuando todos sabemos que nos han subido el 66%, bueno, más exactamente un 66,386%. Porque en este caso, lo que a todos los que frecuentamos a los hosteleros nos queda claro es que las moneditas de un euro circulan con la misma agilidad con la que antes de su existencia circulaban las de veinte duros, y si tenemos en cuenta que la nueva nos dijeron que valía 166,386 de las antiguas pesetas, la cosa está clara.
Sólo hay un valor de referencia en el que el valor del euro sigue estable, en la nómina. Esa si que solo ha subido el IPC, y a veces ni eso. En lo contrario, en practicamente todo lo demás, se ha cumplido lo que ya hace años decía un amigo mío, 50€ son mil duros.
Un vino son veinte duros, digo 1 euro, igual que un café o un zurito. el litro de gasoil está a noventaytantas pesetas, no, céntimos de euro, un menú vale mil pelas, perdón, 10 o doce euros, y así todo. En fin, que para el próximo estudio de este tipo, en lugar de encerrarse con estadísticas e indicadores, sería más útil y sencillo cargar la cartera de euros y salir a tomar unos potes. Puede que salga más caro que lo de los despachos, pero será seguramente más acertado.
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