Es esa una de las más manidas expresiones con las que los gobernantes, especialmente cuando expresan sus intenciones al inicio de sus mandatos, definen el criterio básico, el eje que justificará sus actuaciones.
En breve se lanzará a la arena el nuevo gobierno foral. Un gobierno que se autoproclama como garante del fin del desgobierno anterior, como defensor de un nuevo modo de hacer y en todo caso como garante de una gestión que busquey persiga el bienestar de los ciudadanos y la mejora de sus condiciones de vida.
En breve también muchas de las motos que ahora recorren nuestras carreteras, las grandes y las pequeñas, se refugiarán en sus guaridas a resguardo del invierno y esperarán ansiosas la primavera que haga que sus jinetes vuelvan a montarlas.
En lo que llevamos de año, sin embargo, son varias las motos que irán al desguace en vez de al garaje, y varios los jinetes que no verán otra primavera en la que montarlas.
La culpa puede que sea una imprudencia, pero puede también que sea un asfalto sucio o un simple fallo de cálculo. En todo caso, lo que muchas veces hubiera podido acabar como una contusión y algunos arañazos, termina con los huesos rotos del motero en el tanatorio. ¿Y quién es entonces el responsable de esto? Los quitamiedos, los guardarailes o como quiera que se llamen.
Es cierto que el anterior gobierno foral había comenzado ya a tomar cartas en este asunto, pero si al nuevo le precupa realmente el bienestar de los ciudadanos y la mejora de sus condiciones de vida, debiera empezar con urgencia y diligencia a asegurar cuando menos su vida y a eliminar de una vez por todas y con la mayor celeridad posible las trampas que la ponen en peligro.
Y esque sin ponerse dramáticos esta si que es una cuestión de vida o muerte donde las promesas valen poco si no se evitan nuevas muertes.
Más información sobre los quitamiendos en wikipedia, o en un blog dedicado al asunto.
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