Recuerdo de mis tiempos universitarios la insistencia con que se nos remarcaba la enorme diferencia que existía entre el concepto de multinacional y el de transnacional, especialmente cuando de industrias culturales se trataba. Multinacional es una empresa que se ubica en muchas naciones. Transnacional es una empresa cuyas decisiones se toman en una nación aún cuando afectan a muchas otras naciones.
Viene todo esto a cuento de ciertas reflexiones sobre los equívocos que se introducen cuando se habla de nacionalismos o de nacionalistas así en genérico, y pienso que puede ser útil establecer ciertas categorías.
Multi habla de muchos, sin más, sin apenas más vínculo entre ellos que algo genérico, que pertenecer a una misma categoría. Así hablamos de multipropiedad, multifutbol, y multiplicar, que digo yo que será presentarse a muchos concursos públicos. Multinacionalistas no creo que haya muchos, porque eso de llevar muchas naciones en el corazón y todas con igual tesón es además de complicado agotador. Muchas veces una sóla ya cansa como para llevar varias a cuestas.
Trans habla de sobrepasar los límites de lo propio, de ir más allá. Transportar, transgredir, transcender, etc. Eso es lo que les ocurre a ciertos nacionalismos. Que necesitan traspasar sus fronteras y alimentarse de nacionalismos ajenos. Es lo que podríamos llamar transnacionalismo, y es lo que básicamente define al nacionalismo español y en general a los nacionalismos surgidos en torno a la creación de los estados modernos y al proceso de construcción de una identidad nacional que coincida con las fronteras del propio estado.
Inter sin embargo nos habla de relación, luego nos introduce el concepto de que son varios los que existen y son varios los que se relacionan, sin mayor referencia a calidad o cantidad de las partes. Así podemos intermediar, interactuar, interceder, interrelacionarnos y hasta intercalarnos, lo que viene a ser mojarse a medias. Internacionalista no es por tanto ni un multinacionalista ni un transnacionalista. Es alguien que partiendo de su propia situación y conciencia en lo que a su nación se refiere, se relaciona e interesa por otras naciones. Lo hace además con espíritu positivo, con afán de conocer y ayudar, con deseo de colaborar para mejorar el mundo en su conjunto sin perder sus propias cuotas de identidad, de “intimidad” cultural. No lo hace con deseo de evaluar lo que puede sacar, obtener o saquear. Eso es más bien propio del transnacionalista.
Así pues tendríamos que, el nacionalista a secas es aquel que se encierra en su mismidad y recela del resto al que ve como una amenaza en vez de como un amigo, distinto, otro, pero amigo.
Visto lo visto, yo me prefiero internacionalista.
[…] Patriota suena a patria y a padre y a machismo rancio, y hasta a puerta de cuartel, todo por la patria. Tan patriota eres tú como yo podríamos cantar si no fuera porque algunos no lo somos. Al menos de esa forma y manera. Porque algunos buscamos más bien caminos de convivencia; ese internacionalismo del que hablaba el otro día; ese ansia de construir un pais justo en un mundo justo, el comunismo sostenible que decía también otro día; un país en un planeta donde no haya opresiones de género, de identidad ni de clase. […]