Publicado en Diario de Noticias de ílava el 14 de Febrero de 2008, (si quieres apoyar su difusión Aúpala en aupatu.com)Â
Está revuelto el tema de Treviño. Lo está aquí y allá. Lo está por unos y por otros. Lo está por unos contra otros. Y en medio, como siempre, la ciudadanía del enclave viendo hablar de ellos a unos y a otros y sin poder decir nada, o por mejor decir, sin que lo que dicen parezca interesar o preocupar a nadie.
Es curioso que este asunto siempre asome cuando hay elecciones. Y lo es que asome para ganar votos en ílava o en Burgos, no tanto en Treviño o en La Puebla. En todo caso, el contenido de la última polvareda si que está causando cierta preocupación entre quienes vivimos en el enclave. Y es normal, porque el ciudadano de a pie no tiene por qué comprender lo que son sutilezas, lo que son declaraciones, lo que son intenciones y en definitiva lo que son estrategias políticas. La gente lo que entiende es que le amenazan con retirar la colaboración de ílava si alguien no hace no se sabe muy bien qué ni cómo ni cuándo ni para qué ni que no esté ya hecho.
Y aquí cabe hacer varias precisiones. En primer lugar, y en términos generales, es muy cómodo trasladar a la ciudadanía la responsabilidad o las consecuencias de la propia incapacidad de la clase política. El ciudadano debe cumplir sus obligaciones, empadronarse donde reside; pagar sus impuestos, tasas y demás contribuciones; colaborar y participar en su comunidad; y, dado el sistema en el que estamos, manifestar su opinión a través de las urnas. Los electos, cada cual en su ámbito de competencias deben gestionar los asuntos públicos y cumplir con las voluntades de sus electores y con las promesas y compromisos adquiridos.
En segundo lugar, debe dejarse claro que el ciudadano vota en función de distintos factores, pero en cualquier caso, cada elección responde a lo que se elige, y extrapolar esa decisión a otros ámbitos es, además de arriesgado, inexacto y hasta malintencionado. Tenga esto claro tanto la alcaldesa de Condado de Treviño como la propia Diputación alavesa.
En tercer lugar, quede claro también que en lo que a nosotros compete, los ayuntamientos y la ciudadanía del enclave ya hemos hecho lo que teníamos que hacer. Son otros los que llevan muchos años sin hacer sus deberes, y siguen cobrando sin que nadie les amenace con reducirles el sueldo.
En cuarto y último lugar, empezamos a estar cansados de subastas, que si en lo general cansan en lo particular llegan incluso a molestar. Aquí no se debería tratar de comprar o vender voluntades, sino más bien de limitarse a escucharlas, aceptarlas y aplicarlas. Las autoridades burgalesas están ahora dispuestas a gastar lo que nunca se han gastado. Pero deberían explicar a los ciudadanos de Burgos y hasta a los del enclave si la anterior desidia era precisamente eso, o si lo que ocurre es que se trata de una provincia grande con pocos recursos que hay que repartir entre muchos pueblos. En este caso deberían explicar a los burgaleses y castellanos lo que les va a costar este capricho territorial, los recursos de los que no van a disponer en su provincia y en sus pueblos. En el anterior explicar a los ciudadanos del enclave el por qué de su racanería ancestral.
En cualquiera de los dos, lo que nos queda claro es que unos y otros juegan con nuestro dinero, con el que administran para nosotros como si fuese suyo y como si con él pudiesen comprarnos o castigarnos. Lo que nos queda claro es que, por ejemplo en La Puebla de Arganzón, hemos hecho nuestros deberes y recibiremos, en caso de producirse, un castigo solidario. Lo que nos queda claro, es que ni el Senado, ni el Congreso de diputados, ni el Parlamento Vasco, ni las Diputaciones de Burgos o de ílava, ni la junta de Castilla y León ni el propio Gobierno Vasco están en Treviño ni en la Puebla de Arganzón, y es en esos sitios donde se decide nuestro futuro.
Pues lo dicho, que trabajen y no busquen justos para que paguemos como si fuésemos pecadores, las culpas, despistes y olvidos de los que justamente son los pecadores en este asunto.
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