Resulta curioso comprobar como a veces los extremos se tocan, o como, al menos, se producen extrañas coincidencias entre realidades absolutamente diferentes.
Así ocurre por ejemplo entre los que comen a eso de las tres o las cuatro de la tarde. O son señoritos burgueses que no pegan sello y se levantan tarde; empleados de hostelería que comen cuando los demás han comido; o adictos al blanqueo que comen cuando ya quitan los pinchos de las baras para empezar con los cafés y queda feo seguir tomando blancos.
Así ocurre también con los artistas y bohemios y con la gente financiera, vamos, con los ricos. Ni unos ni otros tienen patrimonio, ni los unos ni los otros tienen en cuentas de ahorro de las normales saldos medios ni cuartos ni octavos. Los unos porque se lo gastan y porque tampoco ingresan tanto como para tenerlo ahí, criando telarañas cuando hay tanto que leer, ver y hasta comer. Los otros porque lo que tienen lo tienen oculto en paraisos fiscales o enmarañado en sociedades mercantiles o trabajando. El dinero hace dinero y si no, no vale.
El caso es que, ni unos ni otros son válildos para la caja. Ya ve usted. Paradojas del destino. Puede usted tener su nómina, mover ingentes cantidades de dinero con su VISA, hacer incluso frente a un hipotecario y un par de personales. Pero olvídese usted de aspirar a tener voz en la caja. La tendrá quien disponga de 500 eurillos para dejarlos dormir pacientemente en un apunte del sistema informático de la Vital, de tal forma que llegado el momento su saldo medio sea el que debe ser, y no los rojos a los que la clase bohemia está abonada y que de forma tan altruista como generosa financia a golpe de 18 euros por descuido.
Esto es lo que les ha pasado a la candidatura de “los artistas”, que podíamos decir. Que han tardado lo suyo en encontrar alguno al que se le hubiese olvidado que tenía la cartilla de ahorro infantil sin tocar hace años y ha dado saldo medio suficiente. (Esto es un decir, la verdad es que no se si es así, pero sí que la mayoría, como es normal, no alcanzaba ese saldo).
Ya decía yo que estas elecciones me parecían una filfa, pero esque lo del sistema de los saldos en pleno siglo XXI eso ya si que me parece un auténtico disparate. Otro más. Otro signo evidente de “vitalidad”.
Usureros y prestamistas demonizados y quemados en la Inquisición y ahora , resulta que son los amos. ¡ Amos anda! Menos mal que en el cementerio no hay sucursales, ni cuentas de ahorro, ni promociones, ni plazas de garaje a 90.000 euros, que si no… Total al fallecer, nos quedamos en ” pelotas”. ¡ Tiene idem.!.. Menos mal que en el Salvador o en Santa Isabel todos seremos iguales. ¡ Que descanso!
un esqueletoÂ