Título: Viaje al fin de la noche.
Autor: Céline, Louis-Ferdinand.
Origen: 1932, Francia.
Edición: Quinteto, Edhasa 2007, Barcelona.
ISBN: 978-84-95971-22-7
Adquisición:Â Enero de 2008. Regalo de Blanca por mi cumple
Mi referencia : 00029-A
Comentario: Terminado de leer el 28 de marzo de 2008
Estaba yo pensando si me ha costado demasiado terminar este libro, pero, teniendo en cuenta semanas santas y demás circunstancias, y que el volumen en cuestión tiene la friolera de 600 páginas, pues un mes es desde luego menos que una eternidad.
Me habían prevenido del caracter antisemita y filonazi del autor. Pero relamente se ha tratado de una prevención vana. Porque la novela es realmente lo que anuncia su título, un viaje al fin de la noche pasando por los más absurdos escenarios que el mundo entero de principios del XIX podía ofrecer. Es en cierto modo un retablo en movimiento, un conjunto de escenas que dibujan todo un itinerario por los procelosos caminos del fracaso. Con cierto esceptcismo, con un papel como de espectador, pero a la vez metido hasta las cachas, el protagonista, un tal Ferdinand Bardamú nos descubre lo absurdo de la guerra (posiblemente las mejores páginas de libro son las que cubren este episodio); lo absurdo de la retaguardia; lo absurdo del colonialismo comercial; de la explotación racial; del naciente capitalismo industrial americano; de la prostitución, la pederastia y todo lo que la envuelve; de la vida en la periferia parisina a caballo entre dos mundos, rural y urbano, miserable y más miserable; y hasta la sanidad psiquiátrica para ricos.
Al final uno acaba cogiendo simpatía a un auténtico impresentable, y a sus desgracias, que de la mano de cierto personaje vuelven a su vida y le persiguen por todo el planeta mundo.
En fin, que así como de otros he dicho que eran de rápida lectura, este no es el caso. El lenguaje, que posiblemente resultó escandaloso allá por los años 30, es hoy bastante más habitual, la historia es la que es un poco más dura. A fin de cuentas y como el mismo Ferdinand dice
Con las palabras todas las precauciones son pocas; parecen mosquitas muertas, las palabras, no parecen peligrosas, desde luego, vientecillos más bien, ruiditos vocales, ni chicha ni limonada, y fáciles de recoger, en cuanto llegan a través del oido, por el enorme hastío, gris y difuso, del cerebro. No desconfiamos de las palabras y llega la desgracia.
 Puedes encontrar más información sobre el autor en wikipedia
Nota curiosa… No se si tendrá que ver o será un acoincidencia, pero no hace mucho desfilaba por las pantallas de tv un spot en el que invitaba a imaginarse desnudos a los interlocutores para “perderles el miedo”. El caso es que en esta novela, mientras Bardamú habla con un cura, dice los siguiente:
Es un buen truco de la imaginación. Su cochino prestigio se disipa, se evapora. Desnudo ante ti ya no es, en una palabra, sino una alforja petulante y jactanciosa que se afana farfullando, fútil, en un sentido o en otro. Nada resiste a esa prueba. Sabes a que atenerte al instante. Ya sólo quedan las ideas y las ideas nunca dan miedo. Con ellas nada esta peridod, todo se arregla. Mientras que a veces es difícil soportar el prestigio de un hombre vestido. Conserva la tira de pestes y misterios en la ropa.
Cuando leí este libro, pensé, lo fácil que es dejarse llevar por el entorno, las circunstancias y demás y llegar a ser un asesino, un monstruo, un torturador, sin darte cuenta,..Ferdinand, era un hombre vulgar al principio de la novela, y le seguimos en su viaje hacia sí mismo, alejándose de la empatía, del sentimiento, de la ética. Cuando el deber se aleja de lo real, y se envuelve en las ideas, deja de tener cuerpo, es un proyecto árido y pedreste, sin vida. A la pregunta de por qué, Ferdinand responde: No sé….El protagonista de “El extranjero” de Albert Camus es cuestionado por la policía y responde sin perder la compostura; Aquel día hacía mucho calor..