Prácticamente todo lo que rodea a ANV es una fuente inagotable de sinsentidos por más que unos y otros se empeñen a aparanter seriedad y profundidad en el debate. El primer y más evidente sin sentido radica en la incapacidad total de reconocer que, en la Europa del siglo XXI la utilidad política de la lucha armada es nula. Bueno, es nula de cara a lo que se dice defender y es de gran utilidad para aquellos que defienden lo contrario.
Siguiendo en orden cronológico, no tuvo mucho sentido apropiarse de unas siglas históricas para conseguir en apenas unos meses lo que la historia no había conseguido en decenas de años, cargárselas.
Pero es que puestos a valorar sinsentidos, tampoco se queda a trás la decisión de ilegalizar en unos sitios no y en otros si listas que todos sabíamos entonces y seguimos sabiendo ahora que eran todas lo mismo.
Pero claro, eran otros tiempos y entonces las cosas tenían otro sentido. Pero ahora como han cambiado las cosas, lo que entonces tenía sentido hoy lo ha perdido. Y claro, cuando partimos de un sinsentido que disfrazamos de juiciosa decisión, pues no creo que a nadie se le escape que todo lo que viene detrás va a seguir en la misma línea. Lo de Mondragón es en conjunto un buen ejemplo de ello. Unos van y vienen, otros sólo van, otros no van aunque estén de acuerdo porque nadie les dice donde tienen que ir, aunque vayan al mismo sitio, y los otros mientras tanto pues se quedan.
Algo parecido pasa en las juntas generales de álava. Los junteros que fueron elegidos cuando su lista tenía sentido se han quedado ahora sin sentido y sin dietas. Vamos, que les han puesto a dieta económica. Y claro, si algo tuviese sentido, sus votantes tendrían absoluto derecho a detraer de su ya casi inminente declaración de la renta, la parte proporcional al gasto. Porque ellos votaron una lista tan legal como todas las demás, y porque ellos pagan sus impuestos para ue todos los junteros dispongan de los medios necesarios para hacer su trabajo. Pero se ve que lo que tiene sentido es que sigan siendo lo que nadie puede negarles pero cada vez más delgaditos. Luego les quitarán las sillas y acabarán por ponerlos de cara a la pared con los brazos en cruz y sendos ejemplares de la constitución en cada mano.
Pues eso, que si son son, y si no son no son, y esta afirmación vale “en todos los sentidos”.
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