Ayer hable de expansionistas, y hoy me he despertado con el absurdo y criminal expansionismo de la sinrazón. Hace tiempo ya hablé de la Batalla de Villarreal, Legutiano o Legutio, y hoy allí, han vuelto a sonar las armas y a caer los hombre. Hoy quería hablar de buitres, y en eso es casi en lo único en lo que voy a poder cumplir mis deseos.
Pero no son los buitres estos de quienes pensaba hablar. Yo pensaba en los de las eléctricas, las petroleras, la banca o las operadoras de comunicaciones. No se me olvidan pero ya lo digo, hoy no toca. Hoy lo que toca es hablar de estos carroñeros que asesinan hombres, asustan niños y rompen sueños de paz y esperanzas de vida como individuos y como pueblos agolpe de bombazos. No hace mucho hablaba de la ética y la política, y en este contexto cabe recuperar y conseguir que a algunos les entre en la cabeza la frase atribuida a Tayllerand precisamente ante una muerte ordenada por Napoléon: “es mucho peor que un crimen, es un error”. Y digo yo que no hará falta mucho esfuerzo para que les entre en la cabeza, porque da la impresión de que la tienen vacía.
Toca hablar también los carroñeros que miran a otro lado, silban y hablan de estas cosas como quien habla del clima en tiempos en los que ya nadie habla de mitología sino de fenómenos naturales de compleja explicación. Pero llueve y eso moja, dirán otros. Y puestos a mirar a otro lado vaya mi invitación a que miren a otro lado y luego vuelvan la vista al suyo. Por mucho que lo intenten esto no es Gaza, ni Bagdad, ni Kabul, no sn nuestros referentes ni en nada nos parecemos, y si esa es su forma de concebir el mundo y de visualizar su pais, que no miren a otro lado. Que se vayan directamente.
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