en estos tiempos en los que los vientos de la economía parece que llevan camino de convertirse en brisas para unos y tormentas para otros, resulta que en algo si que hemos aumentado nuestra producción los alaveses. En la basura. Tiramos por persona y día 300 gramos más que hace unos años, y andamos ya por cerca del kilo y medio, toda una marca.
Y es que esto de la basura es toda una fuente de negocio. Mueve camiones, plantas de reciclaje, operarios de limpieza, plantas de compostaje y se ha convertido en una auténtica mina a cielo abierto para papeleras, vidrieras y fabricantes varios que nutren sus industrias con lo que tiramos. Por eso hay que cuidar de no mezclar el vídrio con el cartón, ni el cartón con el plástico, ni lo orgánico con lo qe no lo es. Por eso y por el medio ambiente, dicen.
Y el caso es que en cierto modo nos hemos ido haciendo proveedores y hasta trabajadores de estas industrias para las que no sólo generamos materia prima, sino que hasta se la ponemos donde nos dicen y encima de todo vamos y pagamos. Una y otra vez por lo que compramos y tiramos.
Y es que esa es la otra. Que luego las autoridades se preocupan porque producimos mucha basura. Y como esto del lenguaje hay que cuidarlo bien, se me ocurre a mi que la primera cuestión a plantear sería algo así como ¿Cómo que producimos? Producen querrá decir… Porque nosotros nos limitamos a ir al hiper, llenar el monovolumen porque en el utilitario no cabe la compra, hacer 20 viajes para llevar hasta la cocina el número incontable de bolsas, pasar media tarde quitando bandejas y cajas y que se yo cuantos accesorios, y acabar llorando en la mesa de la cocina al comprobar lo poco que ocupa la compra en el frigo y lo mucho que abulta la basura. Y eso que todavía no hemos ni empezado a comer. La bolsita del papel llena, la de los plásticos y envases a rebosar y la de resíduos orgánicos vacía, igual que la cartera.
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