La huelga esta que empieza hoy debería ser el primer paso, pero es más que probable que se quede ahí. Los trasportistas conseguirán su rebajilla en el gasoil y a seguir quemando litros y devorando kilómetros. Eso sí, aún con la rebaja pagarán el litro más caro que no hace tanto tiempo.
La población por su parte asiste escandalizada y, animada por los medios de comunicación alarmistas procede a hacer acopio de lo que normalmente ni gasta ni precisa. Pero como si viniese un tifón o nos anunciasen un terremoto todos como posesos a comprar aceite, arroz y galletas.
Los habrá incluso que, mientras sacan del buzón la factura de iberdrola, despotriquen de estos trasportistas que se han echado a la carretera y han parado sus camiones. Los pondrá verdes mientras echa un vistazo sobre la notificación del banco que le anuncia la revisión de su hipoteca, y hablará de lo mal que va el mundo con tanto huelguista mientras tira su correspondencia sobre el periódico en el que puede leerse la última declaración de dividiendos de los que nunca pierden.
Y esque bien pensado, no es ya que sea llegado el momento de una huelga de transporte. Es que es el momento de una huelga general, de un motín, de una revolución, de algo de eso o por lo menos de una campaña del tipo… Que no se rían de ti. Porque uno pensando que vivía en un país de pinos robles hayas y encinas y resulta que no. Que nuestros montes, parques y jardines están poblados de una especie arbórea predominante, el guindo. Si no a ver de donde nos hemos caido tantos tontos como aquí vivimos…
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