Hace tiempo que me ronda juntar algunas de mis notas sobre política en general, sobre izquierdas, derechas, derechos y revoluciones, y agrupar mis reflexiones y mis observaciones bajo el título… La social democracia. Tirita del capitalismo. Bueno, pues a tenor de lo visto y oido estos días igual tengo que cambiar el título porque me da la impresión de que ya ni eso.
Se preguntan los sabios intelectuales sobre los rasgos esenciales de la izquierda, sobre lo que debieran ser sus líneas estratégicas, sobre áreas de intervención, tácticas, discursos y hasta banderas. Y va a ser que resulta más fácil seguir el método de la margarita. Vamos a quitar los pétalos, es decir, lo que parece evidente que no es ni se parece a nada de lo que nos suene izquierda.
No lo es saber que el gobierno de nuestro estado va a gastarse 3.000 millones de euros para intentar aliviar la crisis inmobiliaria. Esa que nace del tirón especulativo de unos cuantos desaprensivos, que ha generado astronómicas plusvalías a base de adeudar a las clases trabajadoras y hasta a los jubilados avalistas, que se ha cargado nuestras costas y lo que no son costas, que ha dejado un reguero de accidentes laborales, que ha impuesto un modelo de negocio basado en la subcontratación y el negocio, y que a la primera de cambio se ha desvanecido sin que, eso sí aparezcan aquellas plusvalías por ningún lado. Se ve que gastaban mucho los del ladrillo.
Tampoco parece muy de izquierdas oir a un responsable de un gobierno ¿socialista? habalndo de la inmigración en términos de algo sujeto a leyes de mercado que no se pueden controlar, que es la oferta y la demanda la que lo hará de forma natural. No señor. Eso forma parte de aquello del laissez faire o algo así, y ni esto ni eso ni aquello ha sido nunca una manera de entender las cosas desde la izquierda.
Menos aún oir a un representante sindical de un sindicato de clase (de clase alta digo yo a tenor de lo siguiente), manifestar su comprensión a las dificultades de la industria del automovil, a su necesidad de mandar a los currelas directamente productivos a sus casas, y lo que es mejor, plantear que la solución está en incentivar el consumo entre los trabajadores, que tampoco es para tanto la crisis, que no hay que asustarse ni preocuparse y que podemos seguir pidiendo créditos para comprar coches y así tener trabajo para poder pagar los créditos (esto último lo digo yo).
Vamos, que como decía al principio, esto de la social democracia ya ni para tiritas. Y lo que es los intelectuales, que salgan de los cafés y vayan a las tabernas, como se decía antaño. Se darán cuenta de que el problema está más dentor que fuera, cerca que enfrente.Â
“El manejo de un metalenguaje por parte de los políticos, incomprensible para los ciudadanos y la percepción de que lo económico-explicado,además, de manera ininteligible-era lo único importante fueron creando un proceso de alejamiento entre la clase política y la ciudadanía, que es uno de los mayores problemas con los que se encuentran las democracias actuales” Un banquero.
“¿Son los economistas buenas personas?”
Memorias del premio Nobel de Economía George Stigler
“Al final del milenio cada ideología se ha mezclado tanto con las demás que su hegemonía se mide por la graduación de los valores con los que es aplicada”
John Kenneth Galbraith
¿Van a devolver el dinero que han ganado especulando?