La Comisión de ílava de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País regaló ayer a la ciudad de Vitoria la presencia de José Jimenez Lozano. Bueno, la presencia y la posibilidad de escucharlo. Fue una conferencia que bajo el título de “El Taller del escritor” pronunció ayer en la casa de cultura Ignacio Aldecoa.
No voy aquí a reproducir la biografía del orador, decir tan solo que se trata de un premio nacional de las letras y de un premio cervantes (el que quiera saber algo más puede empezar por ejemplo por la wikipedia). Decir que, además y por encima de todo, es, a sus 78 años, un ejemplo de vitalidad, buen humor y fina ironía.
Su intervención duró, cerca de las dos horas, y no creo yo que ninguno de los asistentes pudiera decir que se aburrió. A la erudición que ponía de manifiesto la frecuencia con la que citaba a pensadores, escritores y otras gentes del buen escribir, había que sumar una visión jocosa y desmitificadora de su propio papel como escritor y del escritor en si mismo. Un avisión personal que habrá quien comparta y quien no, pero que evidentemente, y viniendo de quien viene, merece en todo caso consideración y atención.
Nos habló sobre el papel de la documentación, sobre lo principal y lo accesorio, sobre la casa y el mobiliario, sobre los personajes, el origen de las historias, y la estrecha relación entre realidad y ficción, y como vengo diciendo, lo hizo siempre con un fino humor que llevó a los asistentes a la carcajada en más de una ocasión.
El coloquio que siguió descubrió su faceta de catedrático vocacional aunque no haya ejercido de tal. Y se movía con agilidad por el auditorio para, según el mismo decía, oir mejor las preguntas y facilitar el diálogo con los que tuvieron la ocasión de preguntar o comentar.
En definitiva todo un buen rato que debemos agradecer en especial a José Santos de la Iglesia, que ayer ofició de presentador y que desde hace meses ha venido oficiando como impulsor de esta presencia. Un buen rato que unos por desconocimiento, otros por desidia, otros por que se yo, dejaron de disfrutar. Un buen rato que, además de serlo es una ocasión de oro para aprender y comprender. Vamos, una cosa cultural, que se suele decir. Organizada por una entidad cultural de prestigio cuya actividad se cuestiona por parte de algunos “dirigentes” de la cultura (?). Una actividad que no sabemos como se pagará, porque según parece, no son subvencionables los viajes, auqne sean para traer un orador, ni el derecho que éste tiene a alimentarse, ni el obsequio que se le entregó como agradecimiento a su presencia, ni la publicidad que no se pudo hacer del acto porque es publicidad, ni… pero bueno, eso es harina de otro costal que ya abriremos algún día de estos… Hoy me quedo con el buen sabor de boca de la conferencia de ayer.
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