Este fin de semana han vuelto a quedar hechas un cristo las rampas del casco viejo. Una concienzuda labor de vandalismo ha dejado hechos añicos sus cristales, con el consiguiente gasto de reposición y tal y tal. Hace tiempo, cuando se produjo una oleada de ataues semejantes, el gobierno municipal planteó la posibilidad de ahorrar poniendo plástico en lugar de cristal. Eso supone, asumir que romper van a seguir rompiendo.
Es posible que ahora, que la cuestión del ahorro y la reducción del gasto es más que prioritaria imprescindible según nos dicen, el tema vuelva a saltar a la palestra. Pero teniendo en cuenta que según se nos dijo a los vitorianos en su día, se iban a instalar cámaras de vigilancia para evitar este tipo de tropelías, y que recientemente hemos ampliado la plantilla de los agentes municipales, y que vamos a ponerlos a patrullar la ciudad se me ocurren varios frentes para contribuir al tan cacareado ahorro.
Bueno, pues puestos a ahorrar podríamos empezar poniendo cámaras de seguridad de plástico. Total, como no valen para nada, que más da. Y si no por lo menos que vendan las imágenes al youtube y recuperamos algo de lo invertido. Y para seguir podemos poner policías municipales de plástico. Total para lo que sirven… Los cristales por lo menos tienen utilidad, no sólo práctica, sino estética también.
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