Publicado en Diario de Noticias de ílava el 2 de diciembre de 2008
Es curioso esto de las palabras. Unas veces las desgastamos a fuerza de mimo y uso. Son grandes palabras que se van quedando huecas, cómo democracia, justicia, libertad, etc. Nos las pulimos a fuerza de tanto pulirlas.
Otras sin embargo las hundimos a fuerza de ponerles encima más y más sentidos y significados. Algo de eso pasa, por ejemplo, con solidaridad. Para muchos es una manera de entender la vida y practicar la convivencia. De creer que es posible vivir de un modo más equilibrado el reparto de las oportunidades y el disfrute de los recursos entre los que habitamos el planeta y el planeta mismo.
En este contexto, la solidaridad se demuestra más en pequeños detalles que en grandes gestos, y un buen ejemplo es observar a la gente en su relación con la prensa y el bar.
La prensa es algo que todos queremos leer y que algunos compran. De entre estos últimos destaca el gremio de los hosteleros, que compran la prensa para todos sus clientes. Para que puedan tomar su cafelito acompañados; hacer el jeroglífico, ver las esquelas y saber el tiempo de los próximos días. La persona cliente solidaria (hay que ver lo complicado que es esto del género), coge el periódico y evalúa el público del bar. Si hay mucho se limita a ojearlo o se centra en su interés, ofreciéndolo amablemente al compañero de barra que le mira por encima del hombro más por leer de lejos que por sentirse superior. No coge dos o tres periódicos y se los lleva a la mesa. No escribe en el periódico la solución del jeroglífico. No recorta anuncios, esquelas o fotos hasta el final del día y tras pedir permiso. Y por supuesto, no se lo lleva a casa.
El cliente no solidario, el que entiende que la solidaridad es dar unos euros para los damnificados de un terremoto o catástrofe similar, se coge todos los periódicos del bar, se pasa toda la mañana con ellos y los entrega después de haberse hecho crucigramas, sudokus, jeroglíficos y demás y de haber recortado la esquela del hermano de una conocida y la foto en la que sale la cuñada de un compañero de trabajo.
Y lo triste es que, volviendo a eso de las palabras, y siempre según la Real Academia, es en efecto solidario, vamos, que practica la solidaridad, esto es, la adhesión circunstancial a la causa o empresa de otros.
En fin, que visto lo visto, o buscamos otra palabra, o completamos el sentido de ésta, o nos dejamos de altruismos y sueños varios y seguimos tranquilamente con la prensa. Y los demás que esperen o la compren, que yo llegué primero.
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