Título: Vida de los doce Césares
Autor: Suetonio.
Origen: 121d.c., Roma.
Edición: Austral, 2007, Madrid.
ISBN: 978-84-670-2701-3
Adquisición:Â Lo compré a finales de octubre de 2008 en Elkar
Terminado de leer el 27 de diciembre de 2008
Mi referencia : 00032-A
Comentario: cuando dices a la gente que estás leyendo un texto del siglo II, normalmente te miran como si fueses un auténtico bicho raro. Lo que ellos no saben es que a veces, leyendo los doce césares, uno tiene la sensación de estar viendo el corazón corazón, el salsa rosa o leyendo el cuore o el interviú del siglo segundo más que las aventuras de la hisotira o la revista de arqueología. Quiero decir que a lo largo de sus bastantes páginas, el libro recorre tanto la genealogía, como todo el sistema de augurios, como las principales aportaciones legislativas, militares o urbanísticas de los doce primeros césares para acto seguido, y con gran profusión dedicarse a navegar por los entersijos de sus miserias y desviaciones.
Uno ve como van apareciendo ante sus ojos las tropelías de Calígula, la torpeza de Claudio, la perversidad de Nerón, o el caracter oscuro y depravado de Tiberio. Porque cuando hablamos de los doce césares nos referimos, así por orden a Cesar, Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón, Galva, Otón, Vitelio, Vespasiano, Tito y Domiciano. A los primeros los conocemos también gracias al Yo Claudio televisivo, desde otra óptica, por lo que podemos comparar poniéndoles cara, eso si.
No es, repito un prodigio literario, pero tiene pasajes auténticamente geniales y que bien pensado han sentado crítica en la metodología a usar para decir lo que no se quiere decir pero debe ser dicho como si uno no lo quisiera decir… Vaya un ejemplo para terminar estas líneas. Hablando de las presuntas inclinaciones de Julio Cesar a la práctica de la sodomía dice Suetonio:
- Omito los célebres versos de Calvo Licinio “Todo aquello que Bitinia y el que dio a César por el culo poseyeron alguna vez”. Paso por alto los discursos de Dolabela y de Curión padre, en los que Dolabela le trata de “rival de la reina” y “colchón de la cama real”, y Curión padre por su parte de “lupanar de Nicomedes” y “prostituta bitinia”. No hago mención tampoco de los edictos de Bíbulo, en los cuales describe a su colega como “reina de Bitinia” y “aquel que antes estuvo enamorado de un rey y ahora lo está de un reino”.
Vamos que queda claro que de sospechas sobre el asunto nada…
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