Publicado en Diario de Noticias de ílava el 27 de enero de 2009.Â
Vivimos en un mundo multidisciplinar en el que el ideal renacentista del sabio deja lugar a la inexcusable necesidad de comisiones, consejos, reuniones, asambleas y hasta contubernios de sabios y expertos monotemáticos. Uno se pone a hacer un auditorio, y de pronto se ve envuelto en una vorágine de acústica, urbanismo, arquitectura, interiorismo, y que se yo cuantos ismos más. Y con todos ellos uno cree avanzar en la construcción de un Palacio de Congresos, Exposiciones y Artes Escénicas. Craso error. Falta aún la intervención de un personaje clave en el proceso de consolidación definitiva del proyecto. El filólogo. Bueno, o el publicista, el experto en marketing o hasta alguien que sepa pronunciar una palabra, cortita pero palabra. Y es que un proyecto con siglas impronunciables o un nombre que más parece un ensayo; un proyecto sin nombre corto, contundente, sin un buen acrónimo, eso ni es proyecto ni es na”™.
Bien lo han entendido quienes se han enfrentado a la ímproba tarea de poner nombre no a uno, sino a dos grandes proyectos que resulta que están físicamente juntos. Y como muchas veces, las mejores soluciones son las más evidentes, si tenemos, no uno sino dos, y habida cuenta de nuestras marcas lingí¼ísticas y culturales, que mejor que llamarlo BiBat. Un nombre que nos proyecta hacia las alturas como si de pronto montásemos en una carretilla elevadora. Un nombre que reúne en su seno lo más granado de la almendra gasteiztarra con el polígono industrial de Los Llanos. Pero el caso es que, personalmente, no termino de verlo. A mi lo del un-dos, se ponga en el idioma que se ponga, me suena un poco a soluciones manu militari. Demasiado marcial. Podíamos probar con otros. Txurras y merinas, tocino y velocidad, o pares y nones. Porque dar unidad a un conjunto de naipes y a otro de piedras, huesos y otros inútiles útiles de nuestra historia no sé hasta que punto es necesario aunque estén juntos. Vamos, que el hecho de que me gusten las cartas no me lleva a amor necesario alguno por la arqueología, y viceversa. Es un poco como aquello del Pisuerga y Valladolid.
Y eso que puestos a buscar un nombre que vincule ambos museos, y que aluda además a nuestro entorno lingí¼ístico, histórico y cultural, que duda cabe que no lo hay mejor que Hor Dago. Porque ahí está nuestro pasado, o lo que hemos podido, sabido o querido leer de él. Porque hordago es palabra clave y máxima expresión en algo tan ligado a nosotros como el mus, y ¿que más ligado a nuestros naipes que el mus?
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El origen de la palabra ‘órgago’ es vasco. Pregunto: ¿se escribe or dago u hor dago? ¿Con h o sin ella?
Al hilo de los Comités asesores…
Dándose una vueltilla por esos foros, miren qué perla me encuentro y que ha pasado prácticamente desapercibida.
Se acuerdan sin duda vds. de aquella comisión de sabios cuyo número y composición bailaba en la mente de políticos y periodistas más que los valores de la bolsa…
Como dijo aquel, acuñando una curiosa definición que no puedo menos que trasladarles, uno de los investigadores-florero, cuyo criterio fue utilizado para relevar al equipo del sr. Gil, es el conocido y mediático egiptólogo sr. Galán.
En todas las casas cuecen habas y la gestión del tema del patrimonio, no sé por qué, genera siempre flecos, quizás muchos más que otras disciplinas o ámbitos laborales.
El caso es que el citado también ha tenido sus problemillas, felizmente resueltos hace tiempo, eso sí; un malentendido y pelillos a la mar (o a las procelosas arenas del desierto egipcio). Pero ahí están los ingredientes que todos conocemos: presencia mediática, una buena caterva de enemigos declarados y sin declarar, revolucionarios hallazgos insólitos con iconografía desconocida”¦
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Egipto/estudia/suspender/excavaciones/espanolas/Luxor/elpepucul/20040404elpepucul_1/Tes
Y, como se recogía en aquella intervención, se imaginan vds. que el sr. Galán hubiera informado a favor del equipo del sr. Gil? Pues la respuesta es sencilla, otro más que hubiera engrosado el particular calvario de Veleia, que a este paso, va a acumular más cruces que en la película de Espartaco.
Menos mal que esto es un mero ejercicio mental y que estamos en manos de ecuánimes responsables políticos, sino sería para echarse a temblar”¦
q interesante…?