Que no se confunda nadie. No penseis quienes me apreciais (que alguno habrá digo yo) que me retiro. El resto, excepción hecha de los indiferentes, guardar vuestra alegría por el mismo motivo. Como decía años ha el mítico Joe Rigoli, yo sigo.
El título viene a cuenta del mensaje que he enviado a tres listas de correo de las que me he dado de baja. En su día, las lisas de correo, los foros en su versión menos inmediata, fueron un auténtico foco de dinamización, de participación y de creación de contactos y grupos de opinión o trabajo. A fecha de hoy son un elemento en el que el debate brilla por su ausencia, que tienen poca utilidad, y que hasta por motivos medioambientales merece la pena darse de baja, para eliminar tráfico en la red y gasto inutil de espacio en disco.
En mi caso, me ha resultado molesto además del silencio con el que se contestan algunos mensajes (los míos entre otros), una cierta sensación de compadreo entre los supervivientes ligada a una total ausencia de capacidad crítica. Bueno, en realidad la capacidad crítica existe, sólo que, por decirlo suavemente, su presencia en las listas no suele ser bien recibida, lo que bien por la vía del silencio administrativo, bien por la de la contundente y orquestada respuesta de los fieles lleva generalmente al desistimiento de los pepito grillos.
Pero el caso es que al hacerlo, en ambos casos, pero ciertamente en uno más que en otro, llama la atención como uno recibe muestras de apoyo, generalmente por canales paralelos, como si tuviéramos casi la tentación de escondernos, como si volviésemos a los tiempos de la clandestinidad o el secreto, y en los casos en los que el apoyo se hace más o menos público, uno tiene la sensación de que somos más de los que parecemos los que estamos hartos de ciertas actitudes, los que mantenemos intacto aunque escondido, nuestro espíritu crítico y nuestros ideales combativos.
A todos los que de un modo u otro me habeis hecho llegar vuestro cariño “Eskerrik Asko”, a los demás, salvando una vez más a los ausentes o indiferentes y centrándome en los cobardes o en los causantes, les diría algo que rima con eskerrik asko, pero que se escribe en otro idioma. Lo que pasa es que mis normas de autocorrección me lo impiden…
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