No puedo menos que desear buena suerte a la nueva técnico responsable de un museo que, entre otras muchas cosas, guarda recuerdos personales y hasta piezas que con mis propias manos saqué de la tierra en la que dormían. No en vano mi infancia y adolescencia ha discurrido por excavaciones como Henayo, Barrio, La Hoya, Itaida, Kurtzebide, y alguna más que se me olvida. Cuída esas piezas como si fuesen tuyas. Mímalas porque en ellas está el aura de los que las fabricaron pero también el aura de los que las rescataron con mimo, las estudiaron con rigor y construyeron con ellas una parte importante de nuestra historia. Gente como por ejemplo Amelia Baldeón.
La amiga Amelia debe vivir en estos momentos una paradoja. Frente a la prudencia que aconseja la función pública y la responsabilidad cívica, después de pasar lo que ha pasado, después de que te quiten a un hijo de larga gestación en una cesárea que más parece un secuestro, van y la ponen a velar armas. Me recuerda a mi a cuando los republicanos mandaron a Mola a Navarra y a Franco a Canarias. Hay que ver que visión. Y para más INRI le ponen al ladito de Ajuria Enea, Palacio al que tengo la impresión, vistos ciertos acontecimientos recientes, que tardará bastante más en llegar la firmante de todo esto.
Pero bueno, es importante ser positivo en la vida, y actuar como buen estoico viendo las ventajas de la nueva situación. Que a estas alturas de la vida uno pueda afrontar un destierro como un reto pasa pocas veces. Y lo cierto es que es además un reto conocido. Coger una colección y crear un museo. Y encima un museo como el de Armería, famoso por su colección de armas y enseres napoleónicos, tan de moda, tan actuales y más que lo estarán de aquí a unos años. Un museo sobre una de las constantes en la vida humana, las armas, uno de los útiles más antiguos de su existencia. Y todo eso sin plantearse aprender a usarlas, más aún, contribuyendo a que algún día las armas sean solo eso, objetos de museo. Un museo por cierto que fue en su día frontón. Un buen sitio por tanto para practicar el noble arte de devolver pelotas y de golpear con raqueta, pala o mano a pelotas.
En fin, se mire como se mire, todo un futuro abierto. Buena suerte también en esta nueva andadura a la Amiga Baldeón.
Con que Doña Amelia Baldeón trabajara en el Museo de Armería un tercio de lo que ha hecho en el de Arqueología, tendríamos un nuevo gran museo. Tan importante que quizá alguno pensaría en la necesidad de proporcionarle un nuevo edificio. En fin
Gracias