Prometí el jueves pasado contar lo que veía, oía y sentía en la inauguración del complejo museístico BiBat que, visto lo visto, me da que es más complicado que complejo. Si he tardado tanto es por la dificultad inicial de calificar la propia crónica (bueno, por eso y por alguna que otra ocupación ligada al fin de semana). Puede ser una crónica social, cultural, arquitectónica, museística, personal y hasta política, por no hablar de lo económico.Â
Pero vamos allá. El acto lo abrió la nunca suficientemente ponderada Diputada de Euskera, Deportes y cultura. No perdió la ocasión de airear una vez más sus fantasmas interiores y ponderar simultáneamente las claves de su brillante actuación a la hora de poner en orden la arqueología alavesa. “No vamos a mirar a otro lado ante los problemas” es una de sus frases que mejor resumen su gestión. Siempre mira para el mismo y con los mismos ojos además. Así puede tener tantos puntos de vista sobre las cosas como uno. Xabier Agirre, diputado general en el aire y Juanjo Ibarretxe, lehendakari en funciones también intervinieron en un acto que, habida cuenta de que no iba a haber canapés, se alargó en exceso. Más aún con las intervenciones demasiado extensas de los músicos cuya bondad y categoría no negaré. El caso es que quitas los músicos, algunas pantallas desde las que seguir un acto que consistía en oir (inútiles por tanto) y para unas cuantas tortillas de patatas ya nos habría dado. En este país nunca se ha celebrado nada sin comer, antes nos quitamos otros gastos, y por dinero que no sea, si hay que poner unas huchas a la salida se ponen, ¡buenos somos los vascos!
Volviendo al acto, decir que este tipo de actos se justifican precisamente en la parte del canapé, que es el momento que da ocasión de charlar unos con otros, de saludarse, de intercambiar opiniones y experiencias etc. Lo anterior, no pasa de reflejar el obsesivo egolatrismo de los dirigentes políticos. El egocentrismo que les hace pensar sus palabras como imprescindibles y su auditorio como absorto. El creciente murmullo que siguió sus palabras pone a las claras su error.
Por concluir con el aspecto social del evento es inevitable comentar un par de cuestiones de protocolo. Cuando se hace un acto para 300 elegidos no queda muy propio coger a un grupito de los elegidos, curiosamente casi todos de ellos autoridades, y hacerles un recorrido especial, incluso con explicaciones y con la imposibilidad de compartir el espacio físico hasta que iban acabando su recorrido para el resto de los mortales elegidos. A los del común nos tocó visitar el museo a nuestro aire, sin una azafata, sin un papelito, sin na de na. Ni grabado nos dieron al final. Muy triste y desangelado. Por otra parte, la nómina de elegidos no dejaba de resultar curiosa. En parte por lo que tiene de mezclar txurras y merinas como hemos dicho en varias ocasiones. Y es que en estos casos se da uno cuenta de que saben más los arqueólogos de cartas (las largas noches de excavación así lo certifican) que viceversa. Pero yendo ya a la parte arqueológica y museística, las presencias y ausencias eran aún más curiosas. Que alguien como Ramón Loza no esté invitado, y si lo estén ilustres filólogos es curioso. Tampoco Miguel Gonzalez de San Román tuvo su invitación, y Amelia Baldeón quiero suponer que tendría “problemas de salud” no que no estuviese invitada. En este campo de los arqueólogos, ni tan siquiera estuvo un tal Eliseo Gil, aunque si que fuese evidente la presencia de jóvenes arqueólogos cuyo prestigio debe ser, a todas luces incuestionable, como bien certifican sus titulaciones universitarias. El alcalde estuvo, pero como si no estuviera. Ni una sóla referencia de los oradores a su presencia o al pequeño detalle de que el museo se encuentre en Vitoria – Gasteiz. Será que es del PSOE, y no corren buenos tiempos para la transversalidad.
En fin, que ya sólo me queda hablar del museo. Y ahí voy a ser breve: no me gusta. Sigo sin ver, ahora que lo he visto, relación alguna entre esos dos museos. No tienen nada que ver y punto. Están juntos, y más que puede haber. Seguirán siendo museos distintos uno junto al otro por más que el marketing se empeñe en lo contrario, con lo que ambos pierden valor. Eso debiera haber aplicado alguna política que está convencida de que las coaliciones no siempre suman, y este es un caso evidente de ello.
Dejando las cartas a un lado, el edificio de Mangado tiene mayormente un problema. Está más construido a mayor gloria del arquitecto que a mayor adecuación a su fin utilitario. Después de recorrer sus salas me he replanteado la precisión semántica del término superficie útil. Las salas del museo atesoran una enorme cantidad de superficie útil que no lo es, que ni es superficie porque está ocupada por luminosas columnas, ni es útil porque además de ocupar dificulta los tránsitos y condena en gran medida los objetos a vitrinas empotradas en las paredes. Eso sí, puesto a tener ese caracter de museo múltiple, los ventanales, enormes ventanales, abren ese oscuro mundo de la arqueología a otro más actual, el de la sociología. Las casas del casco viejo con sus cortinas, sus inquilinos, sus ropas tendidas, sus antenas, sus traseras en ocasiones ruinosas aparecen de repente ante los ojos del visitante como si fuesen una vitrina más. Supongo yo que el Departamento de Euskera, Deportes y cultura ofrecerá en opción unas discretas cortinas a los vecinos por si quieren mantener su intimidad y poder tomarse una cerveza en calzoncillos en el salón de su casa sin que esto sea objeto de análisis y estudio por los visitantes del museo.
En fin, y eso es todo por hoy. Cuando vuelva un día con mi hija, revisaré mis notas y mis impresiones y si tengo algo que correjir lo correjiré.Â
Qué voy a decir, que tampoco estuve invitado, y que tampoco me gusta el cajón (por no llamarlo cofre). desde luego, queda claro que estas cosas las hacen para darse lustre y medallas, y no para usarlas. Lo triste es a ver cómo lo arreglamos, porque tenemos Bi-Bat para 50 añitos…
Al final, el pueblo barajea, y en las elecciones se queda a la mejor carta. Así nos va, compañero.
Un Premio Mateo Moraza de Cultura que tampoco estuvo invitado y que no echa en falta estos saraos ni perifollos sociales institucionales.
¡ Hala Pues!
“Tiernas escenas de familia”
Cuentan las lenguas que unas jornadas atrás, la singular propuesta museística, dos-al-precio-de-uno, buque insignia del patrimonio alavés, acogió un pase privado para los nuevos cruzados.
La responsable foral del tema de la Kultura, la sin par Lorena, cual nueva Medici, arropada por su séquito de allegados y valedores (léase dignos miembros de la Comisión y tres conocidos ex trabajadores veleienses), admiraron arrobados las colecciones de objetos de aquel inquietante pero siempre atrayente yacimiento. Eso sí, materiales “debidamente validados y exentos de polémica” por el expeditivo método de seleccionar y exponer sólo objetos de las “muy científicas y garantizadas” excavaciones de Nieto y Elorza. Sin duda reflexionaron sobre su futuro común en relación al yacimiento de Iruña; qué enternecedor!