No se que tiene lo textil aplicado a la política, pero siempre va ligado a la limpieza, o mejor diicho a su ausencia, al misterio, o a todo su contrario, a la sospecha y todo lo contrariio, y en definitiva a la decencia o todo lo contrario. De ahí que de cuando en vez se usen expresiones como tirar de la manta, levantar las alfombras, lavar trapos sucios, verdades desnudas, etc.
Es lo que, con pequeños ingredientes tabernarios o verbeneros hemos tenido estos días por las procelosas tierras de la política alavesa. Que si te has llevado la furgoneta de fin de semana, que si no dijiste que te habían dado no se que, etc etc. Lo más curioso de estas afirmaciones en políitica es que siempre provocan eco. Bueno eco con matices, porque el eco siempre lleva dos coletillas: y tú más; y no sigas porque tiro de la manta.
Recuerdo yo al nunca suficientemente ponderado javi ortiz cuando decía que lo triste de estos caos (quería escribir casos pero tampoco viene tan mal traido), lo malo decía es que, friamente analizado los dos tienen la misma razón y similar credibilidad.
Lo que ya roza el descaro o la impostura y en todo caso se incluye de lleno en la torpeza es terminar una escalada de estas con un pacto entre “caballeros” (yo usaría muchos otros sustantivos más cercanos a la realidad), tambien llamado pacto de silencio, que eso si que es cierto. Y es que al final, las mantas pesan mucho y abrigan tanto que no hay quien se atreva a tirar de ellas, si acaso nos acurrucamos mejor para que quepamos todos. y las alfombras cubren las tarimas carcomidas y los mármoles rallados, y así sucesivamente.
Yo personalmente pondría una leye que obligase a terminar lo que se dice, y si tienen que caer todos pues que caigan, el mundo tiene más genge de la que parece y aunque nos quieran convencer de lo contrario, si que hay gene honrada, y si que hay mucha gente prescindible. Lo que sobra es amagar para no dar y trasmitir la impresión de que existeun silencio solidario que, curiosamente sólo les beneficia a ellos como casta, como gremio. Que lo cuenten, y si no quieren contar nada es muy sencillo, que no lo hagan.
A veces me canso de decir que la culpa de lo que hacen los políticos, no es sólo culpa de ellos, porque alguien decía que lo que nos separa de las políticas más autoritarias, no es la clase política, sino lo que los votantes permiten o no a aquellos. Y por experiencia propia diré que en Madrid se les permite prácticamente todo, que roba, pues es un listo, no un delincuente, y siguen en su puesto como si nada; espian a sus compañeros, pues nada, todo vale en la guerra, y el o la responsable, como si nada. Pero los ciudadanos que se quejan seguro que son de la oposición. Las asociaciones son un lugar de captación para los políticos, y no son apoyadas mayoritariamente. De verdad digo que no creo en los políticos, y sí en las personas en el día a día. Los que colaboramos en las asociaciones no cobramos ningún sueldo, sólo tenemos fantasias de una barrio mejor y más justo, a veces pienso que puede parecer ingenúo, porque nadie tiene esta ilusión sino cobra un sueldo. Tal vez sea porque estamos sobreviviendo, el tiempo sigue su curso y nos hacemos mayores. Estamos educando a nuestros hijos en buenas costumbres, cuando sólo se hacen realidad en la infancia, -no pegues a tu compañeros- No te rías de él porque sea de otra raza- hay que respetar a los que tengan otras tendencias sexuales- Todo está muy bien, pero salen de la escuela y nada es así, a veces pienso que estamos educando a nuestros hijos como carne de cañón, porque al salir al mundo ellos sí son ingenuos, y solidarios, mientras la sociedad cree volverse adulta y seria pisoteando todo lo que se les enseña de esta manera, y no voy a hablar de la educación en los concertados religiosos, porque no sé si respetan lo diferente, de momento no conviven con ello. Muchos chavales cuando se hacen mayores, y llegan a ser políticos después de una lucha encarnizada por conseguir trabajo, para poder subir los escaños de la ambición, ¿cómo llegan a la política? De repente la política es una metaestructura donde el lenguaje es una simbología propia, donde nadie entiende nada. Donde las utopías se convierten en objetivos de partido, y la lucha por el poder es encarnizada. Y yo, que soy de barrio, que nací en Abetxuko, y no me dejo engatusar con políticas universalistas, y entiendo que a la gente hay que ayudarla, sin demagogias, sino con realidades, con cercanía, y sobre todo con humildad, y todo este despliegue madrileño me queda grande, porque es igual que seas bueno y malo, que robes o no, cuando esto ocurre y la ética es una marca de zapatillas de fútbol, no se sabe bien dónde estás.Pero prefiero estar en el barrio, conociendo los problemas a pie de calle, aunque los partidos vengan, pregunten y se vayan para poder seguir cobrando el sueldazo, aunque mucha gente de este barrio , no crea necesarias las asociaciones.Cuando defiendes el movimiento vecinal, las dialécticas se diluyen, y la lucha se centra en los vecinos, en las personas de a pie, y la globalización de mercado es una mitología, y un vecino tiene derecho a sus reivindicaciones sin tener que recurrir a las mayorias de beneficiarios. Uno cuenta y un millón también, y yo creo en la dignidad de una persona, que tiene que emigrar para sobrevivir, y no se la puede reventar por el bien de la mayoría. Todo esto viene por “la manta”, y “tirar de la manta”, porque aquí a los del top manta los detienen y se quedan con sus mínimas pertenencias, y no les permiten trabajar, ni moverse por las calles, ni alquilar una casa, y no son delincuentes, ¿qué pueden hacer? Pues sobrevivir como pueden y el apoyo que reciben de las asociaciones, porque la ética de una sociedad se puede adivinar según el trato que reciben los más débiles…………………