Transparencia

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 22 de diciembre de 2009

Uno de los anhelos humanos a lo largo de la historia y a lo ancho de la vida es la trasparencia. Eso sí­, nos gusta más ver que nos vean. Pero minucias al margen aquí­ estamos, llegando a Navidad y sus transparencias.

Un dí­a como hoy Hacienda nos avisa de que somos trasparentes, que lo de  vender el décimo premiado para sacar unos eurillos extras se ve, y que se nos caerá el poco pelo que nos han dejado las heladas si nos da por ahí­. El nuevo rostro de la Esteban le ha quedado por desgracia transparente. No llega a ocultar lo que ella es, pero deja a las claras quiénes y cómo somos el resto, transparentemente morbosos. La nochevieja se acerca y los cotillones se llenarán de trasparentes encajes y gestos trasparentes que dejan a las claras que mi columna de la semana pasada fue un éxito de ventas… Para los hosteleros, lógicamente. Hasta ETB ha encontrado el hueco trasparente de la Zarzuela.

De todas formas a mi me preocupan más otro tipo de trasparencias que acaban por convertir nuestra vida en un enorme plató de gran hermano. En Vitoria el paradigma es una guarderí­a cuyos anuncios insisten en la posibilidad de ver a los niños desde casa a través de Internet. Yo personalmente nunca llevarí­a mis hijos a un sitio como ese. Mira tú que me sale torpe y tengo a todos los padres, madres y abuelos de sus compañeros sintonizando el ludocanal para reí­rse de sus golpes y simplezas.

Puestos a poner cámaras, muchos preferirí­an que las hubiese en bares y discotecas, para ver que es lo que bebe el niño, con quien anda la niña y hasta el punto de verdad que tiene la aburrida cena de empresa del cónyuge de turno. Podrí­amos coger también las de las rampas, que en varias ocasiones se han mostrado ineficaces para identificar a nadie y ponerlas en las salas privadas de la dipu y del ayuntamiento. Incluso emitir no ya los plenos, sino los recesos y los corrillos, que vamos a dejarnos de pamplinas, ahí­ es donde se cuece el bacalao.

Que uno quiere enterarse realmente de por donde irá el tranví­a”¦ Olví­dese de las declaraciones públicas. Se conecta con el cristal municipal, y allí­ que me tiene a los portavoces diciéndose aquello de que te voy a votar en contra pero no te preocupes, que al final se hará lo que se pueda. O al otro afirmando seriamente, “pero si ya se que tiene que pasar por ahí­, pero que le vamos a hacer, ya sabes que no me puedo poner de acuerdo contigo”¦” Y así­ sucesivamente. Más educativo que andar mirando si le quitan o no los mocos al niño según asoman”¦

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