Seguiremos, como fieles a la promesa con las reflexiones iniciadas ayer. En realidad, llamarlas reflexiones es hasta presuntuoso, así que lo dejaremos en ciertas flexiones mentales, ejercicios para mantener engrasada la mente ante la que a ritmo creciente se nos avecina.
Hablábamos ayer de las distintas esquizofrenias que atenazan a los distintos actores de este nuestro espectáculo. Hablabamos así mismo de la asimetría creciente entre las generales disputas y hasta diálogos de los actores y los intereses del público, del patio de butacas, de los palcos y hasta del gallinero, y decíamos cómo cada día iban quedando más butacas vacías, y eso que alguno de los que no se va es simplemente porque se ha dormido.
Comentaba igualmente que tenía intención de utilizar las delaraciones de Mikel Arana para realizar mis propias flexiones… así que sin más allá que voy. (para el que desee conocer y profundizar en su opinión os diré que Mikel es también un bloguero y que podeís leerle en http://parlamentuan.blogspot.com/)
Hablaba yo de ese espacio virtual en cuya representación total o parcial han acudido juntos o separados, al tiempo o sucesivamente siglas como EE, EUE, EA, EB o más recientemente Aralar. Hablaba de la desazón que produce ver que, de no cambiar las cosas el espectáculo que veremos será igual, y una vez más, a los que buscan el concepto central o diferencial de la izquierda se les mostrará la cruda realidad: ese factor no es otro que la desunión y el personalismo, sea este individual u organizacional. Y es en el fondo un debate interesante el de este espacio más aún si consideramos la evolución del mapa político vasco. En municipios como el de Gasteiz y en la práctica totalidad de las institucinoes vascas se juegan dos ligas, o se hacen dos repartos, como cada uno prefiera. Es omo la ACB y la EBA, como la champions y la intertoto. Unos se reparten la tarta en tres grandes trozos, y otros luchan a brazo partido por un Ferrero Roche.
Dentro de esta amalgama podemos hacer dos grandes grupos: “el entorno” y “el ente”.
Del entorno ya hablamos ayer. La única modificación del escenario consiste en el tirón que pueda tener ese mito con sabor de trozo de agua coloreada y helada. De momento parece que no pasa de ser la unión de dos necesitados. Unos buscan supervivencia y otros presencia. Pero no creo que la entente movilize a quienes ya se han desmovilizado. Vamos, que posiblemente la entente sume poco e incluso llegue a restar. Por lo que conozco de EA no creo que muchos votantes, bastantes simpatizantes e incluso algunos militantes vean con agrado o inlcuso resistan este matrimonio de conveniencia. Posiblemente miren hacia otros sitios más cercanos a su historia, tradición y sentimientos. En cuanto al otro novio ya le hemos visto arruinar y tirar por tierra un partido histórico, un icono de los movimientos democráticos y republicanos vascos. Lo dicho, ya veremos.
Pero volviendo al otro aspirante a las migajas, al ente ese del que todo el mundo habla y al que nadie ha conseguido embarcar en un mismo barco, aunque sea una txalupa, las declaraciones que antes citaba me provocan algunas dudas y cuestiones.
Yo no creo que el problema sea alinearse en un frente u otro. A veces es más bien todo lo contrario, querer quedarse al margen de ciertas cuestiones centrales lo que perjudica. Yo no creo sinceramente que a fecha de hoy y de cara a conformar un cierto espacio en la política vasca, pueda disociarse el espíritu ciudadano, solidario, republicano y de izquierdas del problema “identitario”, que no es tanto un problema “identitario” como uno más de los muchos abusos antidemocráticos que generan los estados neoliberales y las socialdemocracias de tercer milenio. Establecer prioridades entre lo social y lo nacional, perdón, “identitario”, es, a fecha de hoy tomar parte por un frente, concreta y curiosamente por el que de forma sistemática pisotea derechos en lo social y en lo nacional, perdón, “identitario”.
Decir que la caida de EB se debe a su presencia en el gobierno y plantear como solución el compromiso de no entrar en gobiernos supone un doble error. La caida no se debió a la presencia en el gobierno, sino a la percepción no neutralizada que tuvo la población de haber convertido el departamento en una agencia de empleo, un nido de amigismo y un soporte para actividades más o menos personales. Hacer análisis más profundos es despreciar lo que se aprecia a simple vista, lo que ven los mortales, lo que observan los que votan. Plantear como solución la del compromiso de gobernar es asumir la derrota y claudicar aun antes de acercarse al campo de batalla y observar el número y disposición del adversario. Es renunciar a la acción que uno debe buscar. Es caer en el tópico de la izquierda protestante frente a la necesidad de la izquierda trasformadora.
Hablar de polos sociales o soberanistas como ejes intocables es falaz y alejado de la realidad. Más aún cuando aquí se dan circunstancias especiales en torno al propio planteamiento de la cuestión “nacional”. Aquí es algo más asumido por la población que por sus representantes, como demuestra por ejemplo el reciente ridículo de Celaa y Oyarzabal en su cruzada por el modelo A, de forma que defender el derecho de los pueblos, entendidos como conjunto de ciudadanos libres y capaces de decidir su futuro en todos los ámbitos, no creo que pueda espantar a ningún votante o simpatizante de izquierdas. Aquí es donde parte de la población no ha asumido ni siquiera la constitución y el estatuto que tanto predican en lo que se refiere a la riqueza cultural y lingí¼ística de “la patria”. El único sitio donde sus representantes rara o ninguna vez se expresan en Euskera (choca positivamente oir a gentes del PP y del PSOE expresarse con naturalidad en sus idiomas en lugares como Galicia, Cataluña, Baleares o hasta Valencia).
Dicho todo esto, y más que podría decirse, ahora lo que toca es ser humildes y creativos, buscar más el futuro que hurgar en el pasado, y pensar que si se aspira a no quedarse solos el camino no es encerrarse, sino abrirse, del mismo modo que si lo que se pretende es hacer rebrotar las aspiraciones de cambio y convencer de que los deseos dormidos deben despertar es necesario tener aspiraciones tan vivibles que te hagan pensar que no todo fue o tendrá que ser un sueño.
Agitemos pues conciencias y despertemos ilusiones, nada está encerrado, nada perdido.
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