La noticia ha pasado relativamente desapercibida, pero el caso cierto es que un concejal, por más señas del partido que fue y se autodenomina socialista y obrero, de la localidad de Berriz, movido por sus lógicos y naturales sentimientos republicanos, manifestó sus opiniones sobre la monarquía al paso del príncipe que acudía en repersentación de su lesionado padre a un acto publico en esta región de españa que algunos llamamos euskal Herria, otros euskadi, otros País Vasco, otros provincias vascongadas y otros el norte de españa.
Según dicen unos dijo Viva la República, según otros Monarquía no se qué, y parece ser que para los finos analistas lo más grave es que dijo monarquía asesina y monarquía franquista. Su propio partido, que debiera ser republicano, o por tal lo tenía yo y algún otro ingénuo, lo ha desautorizado. Ahora se ponen todos miliguis y hablan de formas, y se refieren a que no se puede decir lo de franquista y asesina, ni otras atribuciones como chupópteros y cosas por el estilo. Formas curiosamente democráticas fueron las que tuvieron los ertzainas que le “redujeron” y que le siguieron “reduciendo”, eso sí, mientras los escoltas que velan por su vida ante la amenaza de los asesinos, que haberlos haylos y serlos lo son asesinos me refiero, cuidaban celosamente del nieto del buen republicano.
El otro día, en la ahora libre y democrática EITB, no como antes, los tertulianos de turno, se dedicaron a decirle lindezas a una persona de la que la única cosa que cabía decir, y eso en los tiempos que corren es casi un insulto, es que es un buen republicano, tan bueno que hasta peca de ingénuo. Ahí estaba el señor Lertxundi. Don Roberto, no confundir con el nunca suficientemente ponderado Benito, maestro en el arte de la “evolución” ideológica y artifice de la dilapidación del PCE en el País de los mil nombres, aféando la conducta al concejal. Claro. Una cosa es ser un político de altura y gran visión y otra un iluso muñeco de Pim Pam Pum al que colocar en la lista de unas municipales en las que otros valientes no osan entrar. Ahí estaban otros, hasta el moderador (sic) el ínclito Urrusolo, afeando las formas del edil y viniéndole a decir que todo puede decirse, hombre, pero que así no. Que ser republicano con un rey tan campechano tiene que ser algo más simpático y amable, como si fueses el rey o estuvieses a su altura, vamos. Hasta hubo quien dijo, una señorita o señora me pareció reconocer, que le dijo al concejal que esas cosas se defienden con artículos y cosas así, pero sin escándalos, por favor. Y vuelta otra vez con lo de franquista y asesina.
Pero vamos a ver. Si uno de las monarquías pasa. Y de las mentiras también. La monarquía de Juan Carlos es franquista, porque franco fue quien decidió saltarse la natural (?) cadena de herencia y nombrar a Juan Carlos heredero con título de Rey. El Rey legítimo era don Juan, pero como todo queda en familia abdicó y todos tan contentos. Luego por origen y desarrollo no es falso afirmar que la monarquía que actualmente representa el monarca es franquista. Yo soy de Vitoria aunque viva en La Puebla de Arganzón. El nacimiento es lo que tiene, que condiciona, y más aún en una institución hereditaria como la monarquía.
Pero lo más delirante es lo segundo, lo de asesina. La monarquía histórica e intrínsecamente es asesina, ya que sus dos mecanismos de renovación son, la herencia o el asesinato, o ambos a la vez. Si a esto le unimos las peculiares características natales de la de Juan Carlos, coincidiremos todos en que no se opuso con la misma fuerza que al 23 f a los fusilamientos de Franco que a la postre era su tutor y su mentor, lo que no vamos a engañarnos, le hace partícipe, aunque sea por aquello de la omisión de auxilio, de sus postreras y no tan postreras tropelías.
Así pues, y resumiendo, lo realmente bochornoso de este asunto es la posición oficial del partido socialista. Los buenos republicanos, que me consta que los hay, al igual que los buenos socialistas, que me consta que también los hay, que dedican sus cariños al PSOE o sus franquicias, debieran pensar en ello, tanto como los buenos católicos, que alguno habrá, y bromas aparte me consta, debieran pedir que en la X que tanto se habla de hacienda quede claro si pagan la cope y sus editoriales o no.
Qué razón tienes, Javi. Ya sabemos que la monarquía es una “cuestión de Estado” y con eso no se juega. La libertad de expresión tiene límites en nuestra democracia. ¿ Cuantos opiniones republicanas son publicadas en los grandes medios de opinión? ¿ Cuantas líneas editoriales pelotean a la monarquía ? El Estado marca las normas de este juego, y no permite que nadie se salga del guión. Vuelca toda su energía sobre cualquiera que ose alterar el estatu quo establecido. Por lo tanto no es de extrañar que los voceros del sistema miren el dedo que señala algo y no lo que está indicando. Gracias mil a Koldo Mendez por tener el coraje de expresar una auténtica libertad de expresión, aún a sabiendas de como se las gasta el dicharachero Borbón y sus cómplices.