En situaciones como las que estamos viviendo (o muriendo, según se mire) estos días por el medio oriente creo recordar que javi ortiz solía decir aquello de esto no tiene nombre… o si. Claro que lo tiene. Se llama piratería, y el que lo hace es un pirata, filibustero o bucanero, que no lo tengo muy claro y no encuentro por ahí el ilustrativo texto del Reverte.
Yo no sé que más tiene que hacer el niño mimado de oriente, para seguir explotando su calidad de estado intocable y su prepotencia basada en una mezcla de mala conciencia europea, potencia económica, desparpajo militar y poderosa red de información y espionaje. Pero asaltar una flota de barcos civiles en aguas interancionales causando alrededor de una decena de muertos; secuestrar a los supervivientes y conducirlos a puerto distinto del que era su destino; obligarles ya en tierra a firmar su autorización para ser deportados mientras son concentrados en cárceles y otros alojamientos similares; trasladarlos como delicuentes y quitárselos de encima mientras siguen buscando las armas que no aparecen; como decía todo esto yo creo que ya es bastante.
Para rematarlo queda para la historia la explicación de un portavoz que como la he oido entre sueños no puedo recordar su rango y posición que habló, como para arreglarlo, de un fallo de inteligencia. Y nunca mejor expresado, ya sea esta la capacidad de entender o comprender, extremo en el que las fuerzas armadas israelíes y quienes las gobiernan han demostrado sus carencias, o la capacidad de resolver problemas, que visto lo visto y sin querer ser orignial, en su caso es de aplicación aquello de que los problemas crecen.
No vale en casos como este hablar de un estado que tiene derecho a defenderse. Ni vale tampoco ese discurso que pretende colocarnos con los terroristas palestinos o con los terroristas judíos. Creo que hay, y más en casos como este, puntos fuera de esa línea donde colocarse para afrontar el problema. Y el problema es que israel lleva tiempo haciendo pagar a justoso por pecadores o con pecadores, pero en todo caso metiendo en el mismo saco, y es una gráfica expresión de la situación de Gaza a todo bicho viviente, digo a todo palestino viviente. Alguien me dirá que es comprensible por el acoso que sufren los civiles israelitas de manos de los milicianos de Hamas. Pero evidentemente justificar eso es justificar igualmente la reacción de estos ante los atropellos de israel y vuelta a empezar. Lo que no puede negarme nadie es, que desde hace ya tiempo, la proporción en la aplicación de la fuerza es absolutamente desproporcionada. Una pedrada se responde con un balazo. Un cohete casi de feria que en pocas ocasiones causa víctimas mortales se responde con un ataque artillero en toda regla que deja asolado y plagado de cadáveres un barrio o un campo de refugiados.
En casos como este, la inteligencia, o lo que ellos llaman inteligencia, les había dicho que los integrantes de la flotilla se pondrían de rodillas o se tumbarían en el suelo, así que es comprensible que al no hacerlo de forma tan rápida o automática como hubieran debido, e incluso en una reación absurda atreverse a ofrecer resistencia y seguramente a increpar a los piratas, estos les dispararon a la altura de las piernas (sic) y mataron a diez.
Y la Onu, mientras tanto, desonunando…
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