La princesa consorte que dejó de ser princesa y se convirtió en duquesa cometió un desliz o varios. No hablamos de letizia, ue sigue siendo princesa, sino de Sarah, la ex del Andrew, del hermano de Charlie. El caso es que la duquesa del jamón cocido fue cacada in fraganti poniendo el cazo. Dice ella en su descargo que antes del cazo había puesto el vaso, y que así como a otros les da por cantar canciones, pelear con porteros de discotecas o hacer el ridículo de género (intentar ligar en condiciones lamentables), pues a la pobre duquesa el alcohol le despierta el lado robin hood, y como es la más pobre de la familia, saca dinero a los ricos para quedárselo ella, la pobre.
Ha llamado la atención que para explicar un desliz haya acudido a otro, con lo cual pasa de simple intermediaria a ser una intermediaria desinfectada.
El caso es que cuanto más pienso en ello son dos las cosas sobre las que apenas he leido. La primera es la de siempre. Mucho ridículo, mucho escándalo, mucho arrepentimiento pero… ¿el dinero donde está? El medio que preparó el engaño lo imputará en sus cuentas como costes de producción, y ella lo adosará a su declaración como ingresos atípicos o simplemente como ingresos por actuaciones televisivas. Puesta a pedir hasta podría pedir su pedazo de la tarta en los derechos generados por la noticia y por la difusión de la imagen. Pero claro, los ingleses tienen muchas cosas pero no tienen SGAE, y así no hay quien cobre…
Y es que bien pensado la exprincesa podría emular a Calderón y decir aquello de ¿qué delito cometí vuestro dinero cogiendo? Y no le falta razón. No es ilegal ser de los pocos que conoces a todo un príncipe. La mayoría nos tenemos que conformar con comernos al de Bekelar o aguantar al de Bel Air, más que nada porque somos pobres, y más aún en algunos casos por que somos también republicanos. El que quiera conocer a un principe lo tiene complicado, luego no me extraña que si tiene mucho interés, y sobre todo si el interés es compuesto, no repare en gastos para conseguirlo.
Ahora bien. ¿Quién es realmente el que debiera salir mal parado de todo este asunto? Pues en primer lugar el tal Andrew, y por extensión la familia y por sublimación la institución. Como siga así la familia, acabará habiendo más republicanos en el Reino Unido que en la República Francesa ¿y por qué es así? a la culpabilidad me refiero. Porque bien visto el problema no es que un hombre de negocios esté dispuesto a pagar medio millón de libras por conocer al Andrew, sino lo que espera sacar a cambio y que a través de Andrew presumiblemente conseguiría. ¿Y eso de que nos habla? Pues de que la monarquía, esta y las demás, además de su democrático y constitucional papel de representación, tien entre sus fuentes de ingresos atípicos la de la representación digamos comercial. Lo que en otros sitios llamaríamos chanchullos y aquí podríamos denominar tráfico de influencias.
Eso repito es lo grave y lo que ellos y también nosotros debiéramos investigar, el papel de los parásitos reales desempeñan en el tejido financiero y empresarial como una red de influencias y consejos y puede que hasta algo más en el mundo de la economía real, que por cierto, visto como va para unos y para otros, uno empieza a reclamar en su fuero interno que sea alguna vez sustituida por la economía republicana.
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