Publicado en Diario de Noticias de ílava el 8 de junio de 2010
Una de las cosas más recurridas cuando no se sabe de qué hablar es hablar del tiempo, y parte del tiempo son las estaciones. Claro que, hablar en Vitoria de estaciones te puede llevar a hablar de todo menos del tiempo, o tal vez si. Del tiempo que tardarán en soterrar una; de lo relativo que suena por aquí el termino provisional aplicado a la duración en el tiempo de las cosas; de cual será la próxima estación del tranvía, y que se yo, hasta del estacionamiento, que así por el nombre suena también a estación. Y hablando de estaciones y de estacionamiento, seguimos en Vitoria con nuestra secular tradición de cambiar de sitio y hasta de nombre las estaciones.
Cuenta Pedro Morales en su “Adiós Vitoria” que el eslogan que resultó ganador en cierto concurso turístico fue aquel de “Vitoria, primavera en verano”. Más eficaz que el de “Vitoria nueve meses de invierno y tres de mal tiempo” o, por seguir con las estaciones, que el de “Vitoria tiene dos, el invierno y la del tren”. El caso es que nuestros ediles se han puesto manos a la obra y para no quedarse atrás han acuñado el eslogan de “Vitoria, la navidad en primavera”. Así hemos tenido estos días un episodio digno de un sublime 28 de diciembre que ha terminado por convertirse en un presente de Olentzero o de los reyes magos, los únicos junto con los de la baraja con los que un republicano suele congeniar. Imaginemos la conversación:
– He oído en la radio que el parking de Santa Bárbara es gratis.
– Venga ya, ¿no sabes que día es hoy? Inocente, que eres un inocente.
Y al día siguiente:
– Oye pues era verdad, menudo Olentzero”¦
Hemos tenido hasta nuestra particular nochevieja de viejas glorias del blues (viejas encima y debajo del escenario, que los años no pasan en balde) y un año nuevo capitalino. Pero volviendo a lo del parking, que por unos días ha sido el de Santa Bárbara bendita, me viene a la mente un par de reflexiones. Una es la escasa capacidad de organización de los polémicos habitantes de la plaza. En cualquier sitio civilizado, que se yo, Madrid, Sevilla”¦ se habrían organizado espontáneamente para organizar el parking y sacarse unas perrillas. Aquí nada de nada. Otra más constructiva es que visto lo visto y para cuadrar mejor estos pequeños desajustes aconsejaría a los munícipes coger la buena costumbre de firmar los contratos los 28 de diciembre. Así nos dejamos de mover estaciones y lo mismo hasta resultamos simpáticos como atracción turística. “Vitoria, donde el inocente es usted”¦ “
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