Son numerosos los momentos y situaciones en los que las cosas indican que vamos contra corriente. Pasa en la botánica y en la misma vida. Uno se mete a hortelano y comprueba cómo lo que planta crece lentamente a pesar de mimos, cuidados, riegos y abonos, mientras que todo lo improductivo, las malas hierbas que decimos, crecen a velocidad desaforada sin cuidado alguno y a veces incluso a pesar de ellos. Lo mismo ocurre en los jardines. el cesped se niega a reproducirse uniformemente mientras crecen tréboles, musgos, cardos y todo tipo de especies indeseadas. En el momento culmen de la desesperación agrícola uno llega a pensar que está equivocado, y que debiera comer matojos y dejar que las lechugas se mueran de hambre y sed.
Cambiando de terreno pasa con las fotos algo parecido. Por un lado hay paparazzis dispuestos a matar por robarlas, lo que indica que hay gente que no tiene la más mínima intención de posar para ellas. Por otro lado hay políticos que se empeñan en lo contrario, que buscan con denuedo al fotgógrafo dispuesto a inmortalizar su momento, momentico que dirían los pamplonicas. Lo mismo da una final de baloncesto que una fiesta en favor del euskara. El caso es arrancar una sonrisa y pegar el hombro a la figura para robarle, si se puede, un trozito de gloria.
A mi me recuerda a la definción de éxito personal que me dieron hace ya tiempo. Una definición dinámica, que sirve a la vez para establecer las etapas de la vida. Cuando uno empieza da su número de teléfono a todo el mundo y se queda a menudo esperando una llamada que con demasaida frecuencia no se produce. Cuando uno ha alcanzado su meta, o al menos se ha acercado suficiente a ella, ocurre exactamente a la inversa, todo el mundo busca su teléfono y él sólo se lo da a los elegidos.
Cosas de la vida…
Hola, me tengo interés por la jardinería.
A ver si me puedes enviar imágenes grandes con fotos de malas hierbas y con sus nombres científicos y vulgares.