Niña de todos los paises. Keun, Irmgard

Tí­tulo: Niña de todos los paises.
Autor: Keun, Irmgard
Origen: 1938, Holanda
Edición: Editorial Minúscula. 2010, Barcelona.
ISBN: 978-84-95587-67-1
Adquisición: Lo compré en Elkar en junio de 2010
Terminado de leer el 30 de julio de 2010
Mi referencia : 00051-A
Comentario: He de reconocer que hací­a mucho que no disfrutaba tanto con una narración. Aunque sea como esta una narración que empieza en un punto cualquiera y termina en otro sin determinar. Donde no pasa nada especial y sin embargo nada es normal. Triste y tierna a la vez. Dura e ingénua pero siempre agradable de leer.

Según indica la contra portada esta y otras obras que la autora, de origen alemán, escribió a finales de los 30 y principios de los 40 permanecieron en el limbo de los libros durante años y fueron felizmente recuperadas hará unos 30 años. Mis felicitaciones y agradecimientos a quien las rescató del olvido. Posiblemente no tuvo que hacer mucho más que leerla y enamorarse, en el buen sentido de la palabra, de Kully, la narradora y protagonista.

El relato nos habla de una familia, padre, madre e hija, impulsada en los albores de la II Guerra Mundial a deambular por Europa tras tener que exiliarse de Alemannia por las actividades literarias del padre. Como buen artista el figura es un bebedor, sin dinero pero con ganas de gastarlo. Educado y galante pero un punto egoista, los vaivenes de la complicada situación europea de la época, unido a los problemas económicos y a la caducidad de los visados hace a la familia junta o por separado ir de un sitio para otro, llegando incluso a cruzar el charco. Todo el viaje nos lo va contando Kully con su peculiar visión del mundo. Con la visión ingénua pero extremadamente perspicaz de una niña de no se que decir, siete, ocho  o nueve años. Una niña sin colegios pero con mucha “escuela”. Un ser particularmente dotado para aprender idiomas, o cuando menos para pensar que los sabe. Tantos que ella misma llegará a decir aquello de:

No es difí­cil hablar un idioma extranjero, lo que no es tan fácil es saber cuál está hablando uno en realidad.

La novela acaba cuando termina, pero podí­a seguir más. Es más, ojalá hubiese seguido más. Uno acaba unido a la familia y siente realmente curiosidad por saber cómo le fue a Kully en los difí­ciles años que siguieron a las últimas páginas del libro.

En fin, otra vez será…

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