Título: Tres cuentos carlistas
Autor: Larra, Mariano José; Wilde, Oscar; Valle-Inclán, Ramón María
Origen: Varios.
Edición: Museo del carlismo, Gobierno de Navarra. 2010, Pamplona.
ISBN: 978-84-235-3238-4
Adquisición: Lo compré en Elkar en noviembre de 2010
Terminado de leer el 22 de noviembre de 2010
Mi referencia : 00060-A
Comentario: Estaba de paseo por Elkar cuando calló en mis manos este librito. Me atrajo en primera instancia la portada, un óleo que Enrique Estevan y Vicente pintó en 1996 y que titula “La carga de Lácar”. Una vez en mis manos me sedujo el título, el tamaño y lo cuidado de la edición, y sobre todo, el trío de autores que lo firmaban: Mariano José de Larra, Oscar wilde y Ramón María del Valle Inclán. Del último era previsible, pues sabido es que trató de las guerras carlistas con profusión, pero de los otros dos no tenía noticias de su dedicación a estos temas.
Si voy por orden y sin concierto, diré que el orden me parece el adecuado en cuanto al agrado que me han producido.
A Larra se le advierte el carácter liberal, pero aún así, se le observa el humor satírico con que pone en solfa la “organización” de las tierras bajo mando de Don Carlos. Un planeta habitado por clérigos tan ignorantes como prepotentes y con un orden moral cuando menos curioso. La historia que relata es la de la llegada de dos viajeros, uno francés y otro español a la Vitoria dominada por carlistas, y más concretamente el paso por la aduana en la que todos y cada uno de los funcionarios visten sotana y calzan buena tripa. Simplemente delicioso, delirante incluso, como bien muestra el párrafo que justifica la presencia misma de una aduana en Vitoria. El título… Nadie pase sin hablar al portero (los viajeros en Vitoria).
El de Oscar Wilde se desarrolla bajo el título Ego te Absolvo, y refleja en un episodio sencillo la brutalidad y curiosa moral cristiana de los combatientes carlistas al mando de un tal Miralles, clérigo el por más señas y militar. Para el archivo de citas la frase con que termina el relato y que lógicamente no reproducimos para invitar a leerlo.
finalmente le llega el turno al siempre recomendable Valle-Inclán. Según rezan las líneas introductorias de Javier Serrano Alonso, el texto que se reproduce más que un relato en sí podría ser el inicio de una cuarta entrega de la trilogía que Valle dedicó a los carlistas. Lo mismo da, bajo el título de “La Corte de Estella” el autor nos pinta un retrato en clave propia del ambiente que se vivía en Estella cuando era esta sede de la corte de Don Carlos, el séptimo. Aparecen y desfilan por sus páginas sirviendo de anfitriones viejos conocidos del olimpo inclaniano como el Marqués de Bradomín, el duque de Ordax, Cara de plata o el peculiar Soulinake, a la postre hilo conductor del relato que narra en resumen su paso del bando republicano al carlista y sus primeros pasos por la corte carlista.
En resumen, un librito para leer rápido y recordar despacio.
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