Ayer se hicieron públicas las candidaturas presentadas para las próximas elecciones municipales. Aunque las de los municipios de condado de Treviño y La Puebla de Arganzón salen en un boletín oficial distinto al del resto de candidaturas de ílava, salieron también, y lo hicieron no sin sorpresa.
La primera sorpresa radica en la circunstancia de que frente a las seis candidaturas presentes en Condado de Treviño tan solo dos ocpiones se presentarán ante los electores de La Puebla de Arganzón. Ligada a esta cuestión la segunda sorpresa es la ausencia de candidaturas netamente vinculadas a las opciones abertzales alavesas en este municipio, y en grado menor podríamos calificar de sorpresa que en Condado de Treviño EAJ-PNV haya por fin dado el paso de presentarse directamente con sus siglas.
Lejos queda el escenario aquel en el que sendas candidaturas independientes funcionaban de facto como punto de encuentro de las distintas sensibilidades favorables a la incorporación del enclave a ílava. En mi opinión no puede hacerse una lectura de la situación actual en clave de desvanecimiento de esa realidad en lo que al deseo de integración en ílava se refiere. Son más bien otras las cuestiones.
A nivel interno, los intereses partidarios por controlar de forma más o menos férrea e incluso evidente la “independencia” de las candidaturas, dinamitando de facto su naturaleza integradora, sembraron las bases para forzar el agotamiento del modelo. La decisión del abertzalismo radical de colocar su propia marca terminó en casos como el de La Puebla de Arganzón con el desalojo de Alfredo Oraa, quien hasta entonces había liderado el ayuntamiento, y contribuyó en gran medida a que el PP lograse la alcaldía de Condado de Treviño. Eso sí, ellos consiguieron bajo las históricas siglas hoy ilegalizadas de ANV un concejal en cada ayuntamiento. Su victoria fue nuestra derrota, podríamos concluir.
Si a eso añadimos que en esta larga lucha a menudo los partidos alaveses toman sus iniciativas sin contar con los municipios del enclave, o haciéndolo sólo con sus próximos, y que sea una cosa u otra, el contencioso no sólo no camina hacia su arreglo sino que se instala con placidez en su adormecimiento actual dada la incapacidad de los partidos para llegar a acuerdos en foros que evidentemente superan al de estos humildes ayuntamientos, no es de extrañar, concluyo, en que el desapego entre la ciudadanía y las estructuras políticas sea, también en este tema, un fenómeno creciente.
Así tenemos que una deficiente lectura de las realidades y sus cambios terminan dando por resultado un panorama como este.
Desde Vitoria a veces se carece de información suficiente sobre los pueblos, o la que se tiene es información de parte. Como suelo decir a menudo, para saber lo que pasa en un pueblo hay que vivir en él, y si no vives preguntar al menos a dos, y a ser posible a dos que no vayan juntos. Con todo ello no siempre es posible llegar a la verdad, pero a veces si que es fácil acercarse.
Por otra parte, enzarzados en disputas que podemos llamar tradicionales, los agentes locales de nuestros pueblos no siempre han sido capaces de interpretar correctamente el impacto que sobre sus poblaciones tiene la llegada de los nuevos habitantes de pisos y urbanizaciones, ajenos a esas viejas pugnas familiares y más pendientes de servicios y otras disputas más cercanas a sus problemas e intereses.
Para terminar el circulo de cambios, muchas de esas viejas familias mantienen sus posesiones y su historia, pero renuncian de facto a sus derechos ciudadanos y se empadronan donde viven, en Vitoria, o donde tienen interés en servicios y prestaciones, Vitoria. Cuando llegan momentos como este, los voluntarios no pueden votar y los que pueden votar son, en el mejor de los casos, desconocidos.
Por otro lado es curioso que si lo pensamos bien, estos fenómenos, los mismos, estén detrás de lo ocurrido tanto en Treviño como en La Puebla. Si acaso la diferencia radique en que la mayor población de Condado de Treviño ha ofrecido materia prima para visualizar esa división de opciones alavesistas mientras que en la Puebla ha significado simple y llanamente su desestimiento. Un desestimiento muy negativo por otra parte en lo que a la actitud de algunos agentes se refiere. En una especie de venganza autoinmolativa se viene a decir aquello de… ahora os vais a enterar, y una vez más se yerra en la lectura y como no podía ser de otra forma se equivoca la solución. Este tipo de posturas suelen demostrar que uno no es imprescindible, y a menudo suponen más que un paso atrás una vuelta al inicio de la carrera.
Atrás quedan ahora los errores que uno veía previsibles, como el resistirse a una renovación posible y necesaria, o a la necesidad de aunar fuerzas desde la humildad y la cesión de las peculiaridades en busca de un bien común.
Con todo ello, el panorama es el que sigue y seguirá cuatro años más. Un municipio atomizado en Treviño y el otro con un sólo átomo en La Puebla. Y ojo, que no digo como dicen muchos otros que o no preguntan o preguntan solo a una parte que la candidatura que gobierna actualmente La Puebla, y que presumiblemente lo siga haciendo en el futuro sea un subamirno del PP. Digo simplemente que si las previsiones no fallan el PP tendrá en La Puebla poco más que una presencia testimonial, uno o dos concejales frente a los cinco o seis de los independientes. Decir que quienes integran esta candidatura son del PP es, además de aventurado, inexacto y hasta enormemente errado. Son, eso si, independientes, y me consta que tienen otras prioridades más locales que las grandes luchas nacionales. Pero eso es otra cuestión y da para doblar estas líneas… ya lo haremos en otro momento y con otro título, algo así como “la independencia, una forma de descolocar a las estructuras partidarias”.
Ahora lo que nos toca es esperar los resultados y buscar las mejores maneras de que La Puebla siga avanzando en calidad de vida para su ciudadanía, en pujanza individual y colectiva, y en el cumplimiento de los anhelos e ilusiones de todos y cada uno de forma pacífica y democrática.
Alfonso VIII ganó con la espada los derechos sobre Treviño.
Desde entonces -año 1200- Treviño es Castilla y seguirá siéndolo per secula seculorum.
Hago un llamamiento a la Junta Castellana para solicitar la anexión de un corredor territorial hasta Treviño de tal forma que no permanezca aislado nuestro preciado Condado.