Hop

Ayer estuvimos viendo Hop mi hija y yo. No tuve más remedio. Las otras opciones pasaban por tragarme la de Justin Biever, cosa a la que no estaba dispuesto o incrementar el stock doméstico de gafas 3D reutlizables que nunca llevas cuando vas al cine sin pensarlo viendo Rí­o.

Lloví­a en la calle y no estaba por la labor de andar de bar en bar con una niña de 9 años.

La pelí­cula no es buena. No me lo pareció a mi. Tiene algunos buenos golpes pero resulta en todo caso predecible. El ritmo baja en el segundo tercio y por momentos he de confesar que me aburrí­, y eso, en una pelí­cula de este género no resulta tolerable.

He repasado los trailers y debo confesar que son mucho mejor que la pelí­cula, vamos, que crean expectativas que luego el film no cumple. La fusión entre las imágenes de animación de sí­ntesis y imágenes reales está bien resuelta, pero eso es poco más que técnica. Me gustó más la mitica Quien engañó a Rogger Rabbit, esta no creo yo que pase a la historia.

La pelí­cula en suma es una suma de elemntos que, de igual forma que en otras ocasiones ha sustentado grandes éxitos, en esta no creo yo que pueda decirse lo mismo. Al ya citado referente de Rabbit podrí­amos sumar el de la fábrica de chocolate por el tratamiento del taller, el género Papa Noel y hasta elementos de la estética Chitty chitty bang bang  y el cine de corte vernesiano.

Me hizo gracia un detalle que luego he intentado corroborar sin éxito en videos colgados en la red. La fuente que mana glosinas en el taller donde se fabrican los huevos de Pascua vertí­a por uno de sus caños una corriente republicana, vamos, que caí­an juntos tres chorros rojo, amarillo y violeta. Fue lo más simpático de la pelí­cula.

Para otra ocasión no me olvidaré mis gafas 3d.

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