Publicado en Diario de Noticias de ílava el 31 de mayo de 2011
Desde Gasteich a Ranglaiz vengo por toda la orilla”¦ del Zadorra claro está. Vengo luciendo la pantorrilla porque el calcetín me lo he quitado para taparme los oídos.
Pensaba haber titulado esto algo así como Excelente desatino, y dedicar estas líneas a comentar la alta frecuencia con la que los pequeños detalles arruinan las más grandiosas iniciativas. Dicho de otra forma, que la distancia que separa lo bueno de lo excelente es a veces mínima, y que un detalle tonto hace aparecer lo evidente, la falta de mimo y de cuidado. Y eso, cuando se trata de obras o servicios públicos, te hace pensar en que uno como usuario es lo menos importante. Lo importante son las fotos y los grandes resultados.
Pero el delirio de esta mañana me ha convencido de que o te lo tomas a broma, o mal empezamos la semana, y como es fácil suponer he optado por lo primero.
No hace mucho anunció RENFE a bombo y platillo la introducción de nuevos trenes en eso que aquí no son cercanías sino media distancia. Ya comenté en su día que además de los grandes beneficios lo que sufrimos los usuarios, así para empezar, fue un importante incremento del precio del billete, en los nuevos y en los viejos trenes.
Aquello fue el estreno, pero pasados unos meses lo que seguimos sufriendo es a la señorita computerizada que todas las mañanas nos recuerda que vamos destino a Vitoria ““ GasteiCH y que paramos en Nanclares Raglaiz. Por las noches nos lo vuelve a repetir cuando nos vamos a casa para que durmamos bien.
No se si nadie se lo ha dicho. A RENFE me refiero. No a la señorita que grabó aquello un día y si te he oído no me acuerdo. Pero que con tantos millones gastados a nadie se le haya ocurrido supervisar tan nimio detalle y, una vez constatado el dislate, enmendalla, da mucho que pensar. Como en todo tengan el mismo cuidado, es como para gritar aquello de paren esto que yo me bajo.
Hoy a la mañana lo he vuelto a oír. Pero, maravillas de la técnica y el recochineo hoy el disparate sonaba a error divino, a todo volumen y con un eco que lo hacía sobrenatural. Es como si RENFE nos dijera a todos que Errare Deorum est, y RENFE, por lo visto, pertenece más al olimpo de los dioses que al común de los mortales.
Pero vamos a ser buenos y a pensar que quizás un alma caritativa lea esto y se lo diga a quien se lo tenga que decir, y que vuelva la cibernética chica a grabarlo, y que volvamos todos en nuestro diario deambular ferroviario a transitar de Vitoria ““ GasteiZ a Nanclares LANGRAIZ. ¡RENFE nos oiga!
Leave a Comment