Dimensiones

Publicado en Diario de Noticias de ílava el 10 de enero de 2011

Hablando de dimensiones el número importa más que el tamaño. En Vitoria por ejemplo hemos abandonado la dimensión solitaria de lo gris para abrirnos a nuevas dimensiones cromáticas y abrazar lo green, eso que cuando éramos pequeños llamábamos simplemente verde. Hablando de verdores y de frackings hemos descubierto también que la propiedad tiene distinto número de dimensiones según quien la ejerza. El común de los mortales, léase nosotros mismos, somos propietarios en dos dimensiones. Compramos una superficie plana sin altura ni hondura. Los poderes sin embargo son propietarios tridimensionales. Se cuelan por debajo de nuestras propiedades para quitarnos los gases que pisamos y explotan a su antojo el cielo que empieza sobre nuestros tejados.

Sin embargo cuando estos mismos poderes se ponen el traje de urbanistas se vuelven a quedar planos. Las alturas son apenas un número y una letra que se pone sobre el plano. Y así­ nos quedan las ciudades. A vista de pájaro tienen más sentido que a pie de calle. Y el caso es que los habitantes ven más a menudo la ciudad desde la acera que desde el aire. Ahora que andamos dando vueltas al PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) no estarí­a de más invitar a sus responsables a levantar la vista del plano y ganar una dimensión; a pensar que la ciudad es algo más que un conjunto de calles y rotondas sobre los que colocar edificios; a debatir sobre la identidad visual que queremos para nuestra ciudad. No sé si se trata de volver a reivindicar los miradores, o de retomar las claves visuales de Olaguibel, pero tengo la impresión de que debiéramos tal vez plantearnos si la ciudad que estamos construyendo es una ciudad más del mundo o es la nuestra. Lo digo porque cuando uno viaja por ahí­ se da cuenta de que los nuevos barrios de las ciudades se parecen cada vez más. Hemos ido pasando de generar espacios urbanos inconfundibles a construir casas confundibles que lo mismo valen para Logroño, Zaragoza, Madrid, o Vitoria.

Algo de esto leí­ en una entrevista a Jean Nouvel, que desde luego de arquitectura sabe más que yo. Decí­a el premiado arquitecto que “no es que haya que ir a la búsqueda de la hiperespecificidad, sino a la esencia de la identidad”. Y yo me permito añadir que eso supone recuperar el concepto de ciudad en cuatro dimensiones, las dos del plano, el alzado y la evolución a través del tiempo. Puede que sea un sueño o una entelequia, pero como bien saben los hombres de ciencia, hasta la quinta dimensión es posible.

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