Título: La defensa de Madrid
Autor: Chaves Nogales, Manuel
Origen: España. S. XX.
Edición: Espuela de plata. Sevilla 2011
ISBN: 978-84-15177-31-9
Adquisición: Me lo trajo el olentzero de 2011
Terminado de leer el 11 de enero de 2012
Mi referencia : 00087-A
Comentario:Â Habida cuenta de la fascinación que siempre he sentido por los días de la república, más aún si cabe por los duros días que marcaron su abrupto final, no pude evitar pedirle al Olentzero este libro que, además, tiene una bonita presentación, muy en la estética de la época.
De Chaves Nogales había oido hablar, tampoco mucho, pero nunca habia llegado a tener obra suya en mis manos, y he de confesar que le estoy muy agradecido al olentzero con este regalo. Tanto que me regalado otro por mi cumpleaños. Pero vamos ahora con este.
El libro es un compendio de crónicas que cubren el periodo que media entre el abandono de Madrid por parte del Gobierno Republicano que se desplazó a Valencia y la fijación de las posiciones que dibujaron el cerco de Madrid durante la guerra. El protagonista es, sin duda alguna, el general Miaja, a quien, como diríamos hoy, le cayó el marrón de defender la capital frente al ejercito franquista. Y lo consiguió. A veces por golpes de suerte, a veces “por cojones”, pero en todo caso en un ambiente hostil y enrarecido contra el que había que luchar casi tanto como con el enemigo.
El libro tiene ese narar tan peculiar del periodismo de la primera mitad del pasado siglo. Ese estilo un tanto ampuloso, que a la vista de como se relata hoy en la prensa resulta a veces hasta en exceso literario. En todo caso estamos ante textos bien escritos que consiguen trasmitir la sensación de inmediatez sin perder de vista su entidad como textos informativos. Son algunos como si fuesen guiones de crónicas radiofónicas a las que uno puede hasta poner esas voces impostadas de la radio de la época. Informan, emocionan, y sin embargo hacen pensar. Una bonita mezcla de historia, vida y opinión.
Se puede estar más o menos de acuerdo con la posición de Chaves, pero en cierto modo también es cierto que algunos de los que vivimos en esta complicada tierra vasca comprendemos más que la postura la posición. Sabemos lo dificil que es separar el polvo de la paja y denunciar los errores propios sin que ello suponga estar de acuerdo con el contrario ni minimizar sus atrocidades y extravíos.
En todo caso un libro que da gusto leer por lo vivaz de lo que cuenta, con independencia de que sea más o menos cierto, más o menos inventado. Lo cierto es que por otra parte la historia es la que es, y juraría yo que como tal está bien contada. En fin, que voy a ver si de aquí a no mucho comento la segunda entrega que tengo ya en camino. En todo caso lo pondré en mi biblioteca junto a otros testimonios de la época que como este, me parecen válidos para conocerla y valiosos para entenderla.
¿Alguien se acuerda de un proyecto que se conoció como PERI Tres Santos? Hoy descansa en los cajones, pero en su día existió y se gestionó con esa singular pericia con que se gestionan los proyectos en Vitoria. Se ve que tenemos en esta ciudad en tan alta estima el concepto de proyecto que nos resistimos con uñas y dientes a que dejen de serlo y se hagan realidades.
Para aquel PERI se presentaron cuatro proyectos. Dos eliminaban los pasos elevados de Santiago y Valladolid y dos no. Ganó uno que los eliminaba. Pero sin apenas dar tiempo a comenzar nada alguien sugirió que, una vez tomada la decisión, no estaría de más hacer un estudio de impacto de la solución sobre el tráfico. Y se hizo. Pero claro, como sólo se analizaron los efectos de la opción escogida no había mucho con que comparar, así que ya podemos suponer que es lo que se hizo. Efectivamente. Lo que se hizo fue otro estudio de impacto sobre el tráfico contemplando no una, sino cuatro alternativas posibles. Pasaban los meses y se sucedían los estudios mientras en las ventanas de Aranzabela florecían las pancartas. Los grupos que unánimemente habían apoyado el proyecto y que sabían perfectamente lo que pasaría con el tráfico fueron discretamente abandonando el barco y cuando el alcalde se encontró de pronto sólo frente a la pancarta tomó la decisión más razonable y dejó el concurso y los estudios de tráfico tan lustrosos en el gran cajón de los proyectos que nunca dejan de serlo.
En Euskaltzaindia estamos volviendo a las andadas y vamos a iniciar el largo camino de los estudios de impacto sobre el tráfico. Seguro que siempre habrá una alternativa más que analizar, y para cuando acabemos los coches serán eléctricos y los autobuses irán a pedales. El tren pasará por Dato y el tranvía no llegará a la universidad, y en la calle Los Herrán un edificio de madera y cristal lucirá orgulloso su nombre en la fachada “Estación de autobuses permanentemente temporal”.
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