Publicado en Diario de Noticias de ílava el 24 de enero de 2012
Cuando se habla del enclave las preposiciones son casi siempre deshonestas. Y lo son porque nunca se habla con los treviñeses cuando se habla de los treviñeses y se toman decisiones contra los anhelos de los treviñeses. Esto ocurre desde siempre, y tras la reunión que ayer mantuvieron los gobiernos competentes (?) para tratar sobre los problemas que según ellos afectan a los treviñeses pero haciéndolo sin los treviñeses aquí empezamos a estar hasta la coronilla. Y ante esto uno se pregunta ¿hacia dónde quiere llevarnos esta gente?
Para este viaje no hacían falta alforjas, porque ver a políticos reunirse dejando claro previamente que van a hablar de todo menos de política es chocante. Para hablar de inyecciones y autobuses que vayan practicantes y conductores. Estos lo arreglan todo menos lo que tiene que ver con la consciencia de saber qué es lo que somos, alaveses, y de que así se nos reconozca. Y eso alguna vez debería caer en la conciencia de quienes, con nombres y apellidos, una y otra vez nos aparcan y nos ignoran, a nosotros y a nuestros electos, y se erigen en salvadores de la nada. Aquí no se salva nadie. Hemos vistos desfilar siglas y gobiernos y ya sabemos lo que podemos esperar de unos y otros: tiritas y convenios. Da igual quien gobierne aquí y allá.
En tiempo de recortes a nadie le da por recortar fronteras. Pero si se trata de sacar el gas sobre el que andamos o de poner molinos al viento que sopla en nuestro cielo ahí de pronto desparecen fronteras y desencuentros. Nosotros como siempre desaparecidos; viendo pasar los coches oficiales para aquí o allá;Â abriendo nuestras tierras para que pase el gas que no podemos usar, la fibra óptica que no vemos; y horadando nuestros montes para que pasen vías, autovías o lo que sea.
Garoña, el “chacolín” o la alavesidad de Treviño no son temas, según parece, sobre los que tengan que hablar los gobiernos vasco y castellano y leonés. Pues igual nos iba mejor si de estos asuntos tratasen, qué se yo, la Xunta de Galicia y el Cabildo Insular de Lanzarote, porque visto lo visto, el hecho de estar cerca espacialmente no parece asegurar estarlo emocional y políticamente hablando. La política trata de sacar adelante honestas proposiciones que busquen dar respuesta a los anhelos de los ciudadanos. Para hablar de cuestiones técnicas están los técnicos, y cuando los políticos se convierten en pseudotécnicos, lo que resulta es, como en este caso, un discurso trufado de preposiciones deshonestas.
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