Ombligados

Publicado en Diario de Noticias de Álava el 26 de noviembre de 2013

Cuando un portugués, sea o no textil, quiere expresarte gratitud te dice “obrigado”. Aquí, como gracias tenemos de sobra, decimos “ombligado” y nos quedamos tan anchos. Decir “obrigado” es poner de manifiesto lo importante que es ser agradecido, tanto que uno se siente obligado a manifestarlo. Decir “ombligado” es poner de manifiesto lo importante que se cree uno, tanto que se siente igualmente obligado a manifestarlo.

Somos capitalinos. De comunidad autónoma, de verdores europeos y si las cosas van bien lo mismo hasta lo seremos el próximo año de la gastronomía del reino, después de Burgos, eso sí. Somos tan importantes que más parece que, por poner un ejemplo al hilo de esto último, donde los anteriores fueron capital gastronómica del reino nosotros vamos a ser capital del reino de la gastronomía. Tanto orgullo de ciudad y tanto levantar con orgullo la cabeza estamos dejando de mirar al suelo y el suelo se nos aleja.

Por eso cuando alguien nos visita le enseñamos nuestras cosas con orgullo vitoriano. Nuestra catedral por ejemplo. La joya de la corona de nuestro reinado. La nata de la almendra. Va uno lleva a unas visitas y se encuentra que el pequeño grupo de quince es de veinte más los niños. Que a cambio de 8,50 o 5,50€ con descuento no te dan ni un folleto. Que te llevan a toda pastilla y que algo te enteras de lo bien que lo estamos haciendo, no se sabe muy bien qué. El paseo por el triforio parece una competición a ver que grupo da la vuelta más rápido. Paseas entre columnas con esponsors, te sueltan en el coro y cuando intentas recordar las fotos que te enseñó la guía en su cuaderno, la guía te recuerda donde está la puerta y hasta luego. ¿Alguna pregunta? Para qué, si está todo muy claro, decimos “Ombligados” y miramos para adelante con orgullo mientras olvidamos que lo que nos hizo grandes fue ser pequeños y vivir como tales.

 

 

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