Título: La Pirámide Roja.
Autor: Riordan, Rick
Origen: USA, 2010
Edición: Circulo de Lectores, Barcelona, 2011
ISBN: 978-84-672-4614-8
Adquisición: Es el primero de una serie que tiene enganchada a mi hija y que me pidió que leyeses
Terminado de leer el 1.IV.2014
Mi referencia : el libro es de mi hija… ya lo referenciará ella
Comentario: A menudo leemos y nos encasillamos. Somos más felices de lo que leemos porque somos más ignorantes de lo que no leemos. Todo nos cuadra. Y sin embargo leer es mirar a una ventana, y como mejor se ve por una ventana es sin cristales de colores, sin cortinas ni persianas… sin prejuicios.
Uno de estos prejuicios más habituales en despreciar lecturas por considerarse fuera de la franja de edad. Craso error. En la literatura “juvenil” podemos encontrar grandes placeres como lector a la vez que interesantes informaciones como personas. Como lector se suele tratar de historias fáciles de leer pero con las suficientes claves de misterio, susupense, aventura,… en fin, que te cuentan una historia viva, sin grandes pretensiones, es posible, pero que mejor pretensión que crearte un mundo creible aún en término9s de fantasía en el que sumergirte un rato. En este caso además, el libro contienen una buena dosis de información sobre el antiguo egipto, bueno, igual no tan antiguo, si hacemos caso al libro.
La historia está bien contada, con un lenguaje adecuado y accesible. No es tanto una novela que pasara a la hisotria por su lenguaje cuidado y exquisito, pero es una buena historia, de esas ue puede irse visualizando y que seguramente acabe en formatos más audiovisuales, proque tiene a veces más de guión que de novela, como las buenas novelas.
La otra cosa importante de seguir las recomendaciones literarias de un hijo o una hija es comprobar que, una vez más, la literatura es algo más que una forma de expresión literaria. Es una manera de vida. Leer juntos ayuda a entenderse sobre la base de conocerse. Compartir relatos abre espacios de convivencia, repertorios comunes, complicidades y muchas más cosas.
Y además… para que nos vamos a engañar, de vez en cuando viene de maravilla recuperar el concepto de la lectura distractiva, de la lectura como ocio y entretenimiento, de la narrativa como descanso…
En fin, que me temo que me tocará seguir con la siguiente entrega…
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